Sumaya Barber
Londres, 5 ago (EFE).- Un equipo de científicos holandeses ha desarrollado la primera hamburguesa artificial en un laboratorio a partir de células madre vacunas, formadas únicamente por proteína extraída del tejido muscular del animal.
La revolucionaria hamburguesa se degustó hoy en una rueda de prensa en Londres en la que se presentó el avance, llevado a cabo por un grupo de expertos liderados por Mark Post, de la Universidad de Maastrich, y financiado con 250.000 euros aportados por Sergey Brin, cofundador de Google.
Aunque el proyecto se encuentra todavía en sus primeras etapas y aún no puede producirse a escala global, los investigadores creen que podría contrarrestar el impacto negativo de la producción cárnica en el medioambiente y ayudar a solventar la creciente crisis alimenticia.
Según explicaron los expertos en la rueda de prensa, el ingrediente principal de la innovadora hamburguesa es proteína pura vacuna, aunque el equipo no descarta añadir células de grasa, también de laboratorio, para conseguir un sabor más natural.
A partir de las células madre extraídas del tejido muscular de la vaca, los científicos consiguieron multiplicar sus muestras tras alimentar con nutrientes las células y acelerar su crecimiento mediante sustancias químicas.
Después de tres semanas de proceso continuado, obtuvieron más de un millón de células madre que fueron apartadas en pequeños recipientes donde se fusionaron hasta formar minúsculas tiras de músculo, de aproximadamente un centímetro de largo y varios milímetros de ancho.
Una vez conseguidas 20.000 de estas tiras, se congelaron para más tarde pasarlas a temperatura ambiente y convertirlas en una masa compacta de hamburguesa que puede ser cocinada y en cuya elaboración participan decenas de millones de células madre, según el profesor Post.
Pero para que esta hamburguesa pueda ser un sustituto real de la carne vacuna los científicos aún trabajan para darle un aspecto más auténtico, ya que la carne obtenida es blanca y su sabor todavía «no es lo bastante bueno», reconoció el jefe del equipo.
«Si no tiene el aspecto de la carne normal ni tampoco su sabor, no va a ser un reemplazo viable», explicó Helen Breewood, otra investigadora implicada en el proyecto, en declaraciones al diario británico «The Guardian».
Para mejorar estos detalles, el equipo está tratando de dar un color rojo al alimento al añadir mioglobina compuesta de origen natural, así como células de grasa para mejorar el sabor.
En la rueda de prensa en la que se presentó la innovadora hamburguesa, los científicos se mostraron muy positivos con los resultados, al aludir a sus repercusiones beneficiosas sobre el medioambiente y a su potencial para solucionar la escasez alimenticia de carne en el futuro.
«Las vacas son muy ineficientes, necesitan cien gramos de proteína vegetal para producir solo 15 gramos de proteína animal comestible. Para poder alimentarnos, perdemos un montón de comida en alimentar a las vacas», indicó Post.
Con la carne cultivada, en cambio, «podemos hacerlo de un modo más eficiente porque tenemos todas las variables bajo control y no necesitamos matar a la vaca ni generamos metano», añadió el experto.
Según los investigadores, la hamburguesa presentada logró reducir en un 90 por ciento la necesidad de tierra y agua para producir el alimento y un 70 por ciento de la energía total que se habría empleado en el caso de una hamburguesa natural.
«Se puede comprobar fácilmente que necesitamos alternativas», concluyó el experto.
Otro punto a favor de esta hamburguesa de laboratorio es para sus creadores la alternativa que supone para los colectivos contrarios al consumo de carne, a causa del sufrimiento que padecen los animales.