Siguen las confesiones: “Anorexia en la adolescencia”

  • Las confesiones de una etapa difícil de mi adolescencia.

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    Música de mi semana:

    No me considero fanática de Lady Gaga pero respeto su estilo y su calidad de artista.  La semana pasada  presentó su nuevo sencillo que se filtró en redes sociales antes de que lo presente oficialmente, es un adelanto del nuevo disco que lanzará próximamente  y de tanto escucharlo se me quedó en la cabeza.

    Lady Gaga “Applause”.

    Película de mi semana:

    Quise ir al cine en la semana pero no llegué entre trabajo y sobrinos, entonces hice un flashback y volví a ver  “Volver al futuro I”. Qué fantástica película, un guión impecable y una banda sonora tremenda. La tecnología de esa película para la época es admirable. Una joya

    Volver al Futuro

    Hello, hello! He aquí yo volviendo a mis andanzas en este blog. Perdón, estuve con unos ensayos y mucho trabajo,  y ahora mientras los sobris ven por cuarta vez el DVD de la película “Río”, me pareció un buen momento para retomar la escritura por estos lados.

    En la semana, buscando algo encontré diarios míos de cuando tenía 11, 12 y 13 años,  y recordé una etapa de mi adolescencia de la cual nunca escribí ni hablé. (¿Las niñas y chicas de hoy en día siguen teniendo diarios?) . Quise compartirlo con ustedes que en su mayoría son mujeres, capaz alguna se sienta identificada.

    Sé que ya se escribió y habló mucho sobre la bulimia, anorexia y otros trastornos alimenticios, pero el enfoque que le voy a dar es un enfoque muy particular porque les voy a contar sobre mi experiencia.

    Leyendo mi diario me llamó la atención ver unas hojas donde yo iba marcando la cantidad de alimentos que ingería por día, poniendo “caritas felices” cuando lograba pasar una semana sin comer dulces y anotando mi peso cada viernes. Leí, espantada, que hubo veces en los que todo el alimento del día fueron 2 manzanas. El último registro de peso de mi diario del año 1993, data el 22 de julio de ese año y el peso es de 32 kilos. ¡HORROR!.

    De niña era gordita, por suerte en el colegio nunca sentí discriminación ni mis compañeros/as me hicieron sentir mal, pero en casa ya desde los 8 años me pusieron a dieta. Mi mamá era amante de la delgadez y no quería tener una hija gorda.

    Me encantaba ir a merendar a lo de mis compañeras/os de colegio porque podía comer lo que quería y me volvía loca al ver dulces.

    A los once años fui a vivir a Madrid (España) con mi familia y al año siguiente comencé a preocuparme más por el peso. Veía mucha televisión, leía muchas revistas y quería lucir como las chicas de la tele, comencé a comer menos y a hacer ejercicios con un video de Jane Fonda que tenía en casa.

    Obviamente me sentía bien cuando me decían que estaba flaca y ahí comenzó mi terrible obsesión con el peso. Yo sabía que en cierto tiempo tenía que regresar a Asunción y quería que mis compañeros/as  de colegio me vean delgada pero yo no me daba cuenta de lo fea, demacrada y huesuda que estaba,  nunca me veía lo suficientemente delgada como quería verme.

    Mis padres se preocuparon, sobre todo mamá pero para mí era una forma de llamar su atención y rebelarme.  Fueron tiempos complicados porque mi vida giraba en torno a lo que comía y el ejercicio que hacía. Cuando yo debía haber estado feliz disfrutando de mi niñez/adolescencia, estudiando, jugando, estaba contando calorías, anotando lo que comía, lidiando con la falta de conciliar el sueño y el estreñimiento.

    Mi historia, en este caso,  tuvo un final feliz ya que no llegué a casos extremos, porque al volver a Paraguay con el tiempo fui recuperando peso y salud. Durante años hice varias dietas, la de la luna, la de la sopa, la de proteínas y cuanta dieta leí o vi en revistas, publicaciones etc. hasta que comencé a preocuparme por temas realmente importantes y logré estabilidad en el peso, haciendo el ejercicio necesario para mantener la salud, dormir bien y mantener mi peso. Pero dieta ya no hice más, al contrario, siempre me jacto de decir y escribir que “Yo como, ustedes engordan”.

    Disfruto mucho de comer y  sentirme bien.

    Yo tuve suerte porque salí a tiempo de esa obsesión pero si el trastorno alimenticio es muy avanzado puede traer complicaciones muy fuertes hasta la muerte, como es el caso de Karen Carpenter, la cantante que falleció por anorexia nerviosa, enfermedad que en su época no se conocía por citar sólo uno de tantos casos. Tengo amigas que tuvieron que ir a Buenos Aires a internarse a Aluba (Asociación de Lucha contra la Anorexia y la Bulimia) porque en Paraguay no habían instituciones ni especialistas que en ese entonces puedan tratar casos así. Hoy en día, creo que aún no se le da la atención necesaria pero la gente ya es consciente de que se trata de enfermedades que deben ser tratadas y atendidas.

    No soy quién para dar consejos pero abrí mi cajita de recuerdos y decidí compartir con ustedes algo muy privado, de una etapa de mi vida de adolescente porque -quien sabe- quizás alguna de sus hijas, sobrinas, nietas esté pasando por algo parecido y me gustaría que esto sirva como una “tarjeta amarilla”, que les demuestre lo importante que es ayudar a personas que tengan trastornos alimenticios. Ojo, no sólo las mujeres se ven afectadas por estos trastornos, niños, chicos y hombres también.

    Para despedirme cambiando de tema, les dejo con un dato y una canción.

    Todos los sábados de 9 AM hasta el mediodía “Asunción Yoga” organiza clases de yoga y actividades gratuitas en la plaza uruguaya, para niños y adultos.

    Esta canción la grabamos con el cantante argentino Christian Puga de “Los Ladrones Sueltos” en una de sus venidas a Asunción. Espero que les guste.

    Gracias por leerme y prestar atención, ojalá  saquen algo positivo de este post.

    Linda semana gente!! Hasta una nueva confesión

    Besos

    Lu

    www.luciasapena.com
    Twitter: @lusapena

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