- agosto 12, 2014
Carismática, sencilla y creativa, así es Camila Fustagno, una diseñadora paraguaya que recibió a Ella en el showroom de su propia marca de moda infantil “Chikuelos”. Este proyecto, que surgió en Brasil, se convirtió con el tiempo y mucho esfuerzo, en su actual fuente de trabajo.
Vivian Urbieta
vurbieta@sd.com.py
“Estoy enamorada de lo que hago y me derrito con mis clientitas. Diseñar no es un trabajo para mí porque amo lo que hago”, asegura la exitosa diseñadora de moda infantil, Camila Fustagno.
Dueña de una personalidad y cualidades que enamoran a las criaturas, la amable Camila nos recibió en el showroom de su marca “Chikuelos” en Asunción. Allí nuestra entrevistada nos mostró los últimos diseños para las princesas del hogar. “Trabajar con un sector tan sensible como lo es el de niños, es difícil pero a cambio recibo el más tierno y amoroso cariño de parte de los niños. Algunos ya me dicen Tía Cami”, cuenta emocionada.
Terminó el colegio y se ganó una beca para ir a estudiar “Diseño de Modas” en Brasil. Se recibió en la universidad “Federal de Ceará”, en la ciudad de Fortaleza. “Fue una experiencia increíble”, comparte Camila.
Con el apoyo incondicional de sus padres logró abrir un local en 2010. Ella se encargaba no solo de diseñar sino que también de coser y asesorar. Pasado un tiempo, tuvo que cerrar el negocio porque no abastecía sola. A Camila le gusta controlar las prendas que confecciona y gozar de su independencia. “Cuando me casé, decidí trabajar en algo que yo pueda administrar y manejar, porque el día que yo tenga hijos quiero disfrutar de ellos”, revela.
Trabajar con niños suena fácil aunque es imposible no encariñarse con los bebés, Camila asegura que todo depende de sus clientitas para culminar un diseño. “No es así nomás.A veces las bebas están de mal humor y es imposible probarles un vestido, entonces debo reprogramar la cita”, cuenta.
En su primera colección lanzó líneas de vestidos casuales, de noche, estampados y simple. Explica que las prendas confeccionadas en “Chikuelos” son materiales especiales e importados que no producen picazón o alergias.
Además, cuenta con una colección completa de accesorios de los moños, vinchas para cortejos, tocaditos para bautismos, zapatitos de croché, gorritos, guantes para recién nacidos, almohaditas con babitas y adornos para habitación. “En este invierno quité los turbantes en dos tamaños diferentes, tanto para la hija como para la mamá”, indica.
El sector masculino cuenta con pantaloncitos y corbatitas, y los novedosos “pee pee tee pee”. Son accesorios que parecen “sombrero” pero con otra utilidad. “Es para evitar que el bebé orine cuando le estás cambiando, simplemente colocas y ya está. Son los que más llaman la atención entre los accesorios que hago. Las futuras más quedan encantadas”, dice con una característica sonrisa que la hace única y especial para trabajar con los chicos de la casa.
“Chikuelos” nació en Brasil
La idea de Camila, de emprender su propia marca, surgió en Brasil cuando debía presentar su proyecto de tesis y la sugerencia de un profesor fue clave. “Empecé a investigar y me dí cuenta que tenía mucha afinidad con esto y que me era fácil”, dice.
También recuerda lo valiosa que fue la pasantía realizada con la reconocida diseñadora de moda infantil Andrea Cerquiera. “Aprendí muchísimo de ella. Yo me encargaba de todo en su local, de abrir, atender a los clientes y cerrar el negocio. Incluso nos hicimos amigas que hasta ahora seguimos en contacto”, expresa.
El nombre de la marca es una mezcla de elegancia y estilo con una historia pintoresca. “Siempre escuchaba que la esposa de mi papá les llamaba a mis hermanos ‘chikuelos’ y al momento de hacer el proyecto de tesis, opté por por este nombre”, agrega.
Todo el negocio es una implementación del trabajo que presentó. “Siempre estoy convencida de lo que quiero. Soy de las personas que piensa que si uno va a estudiar afuera debe implementar en su país. Y yo quería prendas nacionales, con manos paraguayas”, manifiesta. “Mi proyecto enfocaba, incluso con un fondo social, que le pueda dar trabajo a otras personas”, expresa.
“Quiero evitar el plagio”
Si bien“Chikuelos” es una marca registrada, Camila al igual que su esposo, Alejandro Valdovinos, reveló que el “plagio”invade el mundo de las emprendedoras. A pesar de que sus fotos con marcas de agua son constantemente publicadas en otros sitios web, Camila asegura, con la tranquilidad de una profesional, que la imitación no igualará a lo original.
“Todo es un sacrificio. Yo estudié mucho para esto, me formé en una universidad a miles de kilómetros de Paraguay y creo que no es justo que copien mis diseños, pero si lo hacen nunca van a lograr sacar un producto como el mio”, señala.
Camila apunta a más
Cada semana, «Chikuelos» presenta una colección nueva y para setiembre, se vienen novedades para los bautismos. Las madres, según comenta Camila, están ansiosas con la apertura de su próximo local. “Estoy preparando mi equipo de trabajo para volver al local. Tomé la decisión de abrirlo cueste lo que cueste, no importa si es a largo plazo”, agrega.
La última colección de moños, que fue un éxito en Instagram, ahora es acompañada por una plasticola especial para pegar los accesorios en la cabeza del bebé. “Traje una plásticola de Estados Unidos, cien por ciento natural que sale con agua, creado por una mamá emprendedora de allá”, dice.
Todas las creaciones de «Chikuelos» se pueden ver a través de las redes sociales Facebook e Instragram; mientras que algunas están a la venta en las farmacias Asismed y la tienda Baby Corp sobre Senador Long.
Camila alienta a las mujeres que quieren un negocio propio a apostar por sus sueños. “La cuestión es hacer lo que te gusta, incluso, deja de ser un trabajo porque haces lo que amas. Es mentira que en Paraguay no hay trabajo. En nuestro país hay todo por hacer, más en el mundo de la moda infantil que es un campo grande por desarrollar. Si uno quiere puede. Yo tengo una teoría, uno tiene que hacer lo que quiere. Mi emprendimiento empecé de cero y mirame donde estoy”, concluye.