El chupete y el biberón: conócelos en profundidad

  • Desde que somos muy pequeños, llegan a nuestras vidas dos instrumentos que salvan a los padres en muchas ocasiones. El chupete y el biberón son los mejores aliados contra el llanto y el hambre. Conoce sus pros y sus contras de la mano de un pediatra y una odontopediatra.

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    El chupete y el biberón juegan un papel esencial en los hábitos de los pequeños de la casa. Ahora bien, ¿tienen beneficios o son perjudiciales para la salud del bebé?

    EFEsalud trata de resolver las dudas de los padres con la ayuda del doctor Jesús Martínez, pediatra de atención primaria de SERMAS en Paracuellos del Jarama (Madrid), y de la doctora Paola Beltri, presidenta de la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP).

    El chupete: del llanto al sueño

    El chupete tiene propiedades ansiolíticas y relajantes sobre el niño. Es un instrumento “de engaño” y de complacencia que hace que, cuando el niño protesta, le estimula la succión y le tranquiliza. “Si tiene hambre, no va a querer cogerlo, pero si es solamente intranquilidad o que no se puede dormir, le relajará bastante y es muy útil”, explica el doctor.

    “El chupete como tal no tiene ninguna función, lo que verdaderamente tiene una propiedad calmante es el estímulo de succión. Este gesto es el mismo que podría hacer en el pecho de la madre o con el dedo en la boca. Ese estímulo es lo que le hace generar endorfinas y relajarse”, remarca el especialista.

    ¿Es cierto que tiene beneficios contra la muerte súbita?

    Los últimos estudios indican que tiene un claro efecto protector contra el síndrome de la muerte súbita. Antes se le culpaba de muchas cosas, de todos los problemas que podía acarrear este objeto, incluso con la lactancia, ya que se decía que podía tener un efecto de distracción, pero está demostrado que no es cierto y que son cosas diferentes.

    Son estímulos diferentes, pues una cosa es comer o tragar y otra bien distinta es succionar y no interfieren el uno con el otro.

    Se le puede ofrecer al bebé el chupete en los primeros días de vida, ya que no supone ningún problema para la lactancia materna. “A veces se piensa que se debe incluir el chupete en la vida de un bebé cuando ya está asentado el hábito de la lactancia, sin embargo, no interfiere para nada en la confusión con el hábito de la comida”, apunta Jesús Martínez.

    ¿Hay pautas para elegir el tipo de chupete?

    “¿Qué chupete? No importa: de látex, de silicona, gota o anatómico… No hay nada escrito y el que más le guste al bebé será el bueno; como empieces a probar con uno o con otro, terminas con una colección en casa. Hay que buscar uno adecuado a su edad y tamaño. Tenemos mil posibilidades entre las que se puede elegir, pero siempre hay que escoger uno adaptándose a las características de cada niño”, dice el experto.

    En cuanto al factor tiempo, no hay un momento estimado en el que el bebé ha de comenzar a usarlo. “No hay que dárselo obligatoriamente a una edad o a otra; sencillamente es un mecanismo que podemos ofrecerle para sustituir el pecho o para calmarle en los momentos de nerviosismo e inquietud. A veces no es necesario, pero los padres vemos que sí puede ser útil”, afirma.

    ¿Puede llegar a provocar problemas dentales?

    Se recomienda que la fecha para retirar el chupete sea como máximo los dos años, pues todo lo que sea pasarse de esa edad deforma la boca. Además, como señala Martínez; “Si estás utilizando un chupete inadecuado al tamaño de la boca del pequeño, eso potencia más que se puedan tener deformaciones”.

    Asimismo, la presidenta de la SEOP da una serie de recomendaciones:

    • Se recomienda el uso del chupete como método para evitar la succión del dedo, que tiene unas secuelas más graves.
    • Si se utiliza, el chupete debe limitarse a los 18-24 meses de edad, ya que existe una fuerte asociación entre este hábito y la alteración en la posición de la lengua, que puede dar lugar a maloclusiones o malas mordidas.
    • En caso de que afecte a la dentadura, es un instrumento que causa problemas a los incisivos mayores, que se hacen más cortos, y a los caninos, que salen más.

    “Cuando un niño se introduce la tetina de un chupete en la boca, realiza los movimientos de succión y se producen una serie de acciones musculares que pueden provocar que los dientes del maxilar superior se inclinen hacia fuera y los del maxilar inferior hacia dentro”, matiza la especialista en odontopediatría.

    El biberón: ¡a comer!

    El biberón tiene efectos sobre la arcada de dientes porque, al igual que con el chupete, el niño hace el gesto de succión. “A los 18 meses o al año, el niño ya sabe comer perfectamente y no hay que dárselo”, aconseja Martínez.

    ¿Puede producir caries?

    La leche, los zumos u otras bebidas dulces, contienen azúcar. La SEOP advierte que chupar el biberón lleno de estos líquidos puede causar caries, por lo que no es recomendable que el bebé esté pegado a este instrumento cuando lleve bebidas azucaradas, sino que solo lo haga cuando lleve agua.

    El mantenimiento de los azúcares sobre los dientes es el principal problema. “Si le vamos dando poco a poco la bebida, ya sea leche, zumos u otro tipo de líquido, y, si lo toma tumbado, puede generar problemas porque los azúcares permanecen demasiado tiempo en la boca y producen y facilitan las caries”, subraya el pediatra.

    “La utilización de biberones con bebidas azucaradas que el niño toma a demanda o que se le da al niño durante la noche para calmar sus necesidades de succión, puede provocar la aparición de las llamadas “caries de biberón”, dice Paola Beltri.

    ¿Cómo usarlo de forma que no perjudique el desarrollo de su boca?

    • Intentar que el orificio del biberón tenga un flujo similar al de los senos maternos para que el bebé haga los ejercicios de succión necesarios.
    • Dar el biberón con el niño en una posición vertical para que realice una succión con mayor esfuerzo y se promueva un correcto crecimiento de la boca.
    • No añadir azúcar, miel o endulzantes a la tetina del biberón.
    • Evitar, a partir de la erupción del primer diente, el biberón nocturno.
    • Limitarlo a los 12-18 meses. Desde esa edad, es aconsejable que se beba de una taza.
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