Yo estoy a favor del matrimonio igualitario, ¿y usted?

  • No entiendo el debate que se genera cuando se trata del matrimonio entre dos personas del mismo sexo.

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    A ver, el estado paraguayo es laico, es decir que las leyes no se rigen por principios religiosos. Lo cual significa, que no hay dogma que pueda interferir o tener influencia en la legislación.

    La homosexualidad fue descartada como una enfermedad mental por la Organización Mundial de la Salud en 1973 y varios países que penaban este tipo de relaciones, la despenalizaron. Es un hecho: dos mujeres que se aman o dos hombres que se aman no están ni locos, ni enfermos, ni necesitan salvación.

    De hecho, si algo necesitan es respeto e igualdad de condiciones, en todos los ámbitos. Desde cómo son tratados socialmente, hasta como son vistos en el ámbito legislativo.

    Pero bueno, siguiendo con mi intención de tratar de entender el debate, recuerdo también que la Academia Americana de Pediatría concluyó que los niños con padres del mismo sexo se desarrollan y tienen necesidades emocionales similares, que el resto.

    Estos no presentan problemas si se desarrollan en un ambiente de estabilidad afectiva y financiera capaz de crear el tipo de vínculos que toda persona necesita para crecer.

    Los únicos factores que pueden llegar a incidir negativamente tienen que ver con influencias externas, como la discriminación o el acoso, por parte de otros.

    Salvo claro que la pareja no esté conformada por buenas personas, pero convengamos que ciertos rasgos negativos del carácter no discriminan orientación sexual. Hay buenas y malas personas homosexuales y heterosexuales.

    En fin, sigo. Vale la pena recordar que las personas gays provienen de familias heterosexuales, de una mamá y un papá. No provienen de un ente maligno, ni de una mafia o de sociedades secretas que convierten personas perfectamente heterosexuales en personas “imperfectamente homosexuales”.

    Por otra parte, la homosexualidad existe desde el inicio mismo del mundo y de la civilización, libros de historia así los demuestran. Muchos fueron grandes artistas, médicos, arquitectos, científicos, políticos, y ayudaron también a crear y construir, y contribuyeron a la evolución.

    Si se tratara de gustos, de las preferencias de los ciudadanos e incluso de sus opiniones o creencias religiosas, qué tanto peso puede tener esto a la hora de legislar?

    Suponiendo que yo soy una diputada o senadora que odia, detesta, aborrece el apio, que no lo consumo y el sólo hecho de olerlo me provoca arcadas, no me da el poder de prohibir su venta o de discriminar a quienes aman el apio y quieren consumirlo libremente en su dieta.

    En un país de estado LAICO prohibir que dos personas comprometidas puedan unirse legalmente, a través del matrimonio civil, tiene tanto sentido como prohibir a las mujeres que voten, por el hecho de haber nacido mujeres, o no permitir que los ancianos asistan a eventos públicos (¿?), por ser un país mayoritariamente joven. O prohibir el consumo de apio porque alguien lo detesta ¿Se entiende la comparación?

    Aparte, seamos sinceros, ¿de qué manera se puede ver negativamente afectada la vida de los ciudadanos heterosexuales con el matrimonio de una pareja gay? No hubo catástrofes en los países en donde el matrimonio igualitario fue aprobado.

    Y, realmente, si ESO es lo que preocupa y asusta a los paraguayos estamos peor de lo que pensaba. Con semejantes índices de desnutrición, pobreza extrema y corrupción, que un beso ofenda es sinceramente, lamentable. Si que una pareja, amparada por leyes de no discriminación, vaya al registro civil a ejercer sus derechos ofende, estamos tristemente muy lejos de ser un país inclusivo.

    Hay que recordar entonces que no sirven las afirmaciones puristas que esgriman argumentos simplistas como: “Dios creó a Adán y Eva. No a Adán e Iván” porque no, acá no tiene injerencia la religión, ni las opiniones personales, ni los gustos personales.

    Según la Constitución Nacional todos los paraguayos tenemos los mismos derechos y obligaciones. Y esta es una afirmación rotunda que merece ser repetida mentalmente, lentamente y reflexionando sobre lo que verdaderamente significa: TODOS… LOS PARAGUAYOS… TENEMOS… LOS MISMOS… DERECHOS… Y OBLIGACIONES. TODOS.

    Habiendo dicho esto: ¿Por qué tanto debate?

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