La mujer paraguaya sigue fuera de los espacios de decisión

  • Paraguay cuenta con la menor representación parlamentaria femenina en América Latina y el Caribe, una circunstancia que refleja la escasa presencia política de las mujeres por el machismo imperante, según ONU Mujeres, que acaba de lanzar un proyecto para contrarrestarlo.

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                                                                                              Chema Orozco

    El programa, que ya ha sido presentado al Tribunal de Justicia Electoral, pretende revertir la actual situación desde la base, impulsando cursos de formación ante las elecciones municipales de 2015, dado que actualmente tan solo un 7,5% de las alcaldías del país están encabezadas por mujeres.

    ONU Mujeres considera que las paraguayas, que ejercieron el voto por primera vez solo en 1961, están marginadas del juego electoral y por tanto de las opciones de ocupar los puestos que de ello se derivan.

    De acuerdo con los resultados electorales de 2013, el 17% de los escaños del Parlamento, sumando el Senado y la Cámara de Diputados, están ocupados por mujeres, el menor porcentaje de América Latina y el Caribe, donde la media es del 22%, según datos de ONU Mujeres Paraguay.

    En la Cámara Baja se sientan doce diputadas y 68 diputados (el 15% del total) y en la Cámara Alta 9 senadoras, entre 36 senadores (el 20%).

    El porcentaje promedio del 17% no llega a la cuota femenina que debe de estar presente en las listas electorales de los partidos políticos, que es del 20 %, según la ley aprobada en 1996 por el propio Parlamento.

    Este incumplimiento es una de las razones del bajo número de mujeres en los puestos de gobierno sometidos a votación popular, declaró a Efe Carolina Taborga, delegada de ONU Mujeres en Paraguay.

    «El 20% no ha sido efectivo porque no se han dado las penalizaciones que ordena la ley a los partidos que no las cumplen. En la práctica solo funciona en las circunscripciones grandes, porque en las pequeñas las mujeres van las últimas en las listas y tienen menos posibilidades de ser elegidas», explicó.

    La indolencia de los partidos a la hora de colocar a sus afiliadas en las listas está ligada, en opinión de Taborga, al tradicional machismo de la sociedad paraguaya, del que la arena política no es una excepción.

    «Hay una cultura machista en la política paraguaya y una percepción de que las mujeres no son las mejores representantes públicas. Además en los partidos hay mucho caudillismo y se hace necesario un relevo generacional y un cambio de mentalidad», añadió.

    Taborga destaca como avances «aislados» que en 2008 se presentó la primera candidatura de una mujer a la Presidencia de Paraguay, Blanca Ovelar, del Partido Colorado, la formación del actual mandatario, Horacio Cartes.

    A Ovelar, que perdió ante el izquierdista Fernando Lugo, le siguió Lilian Soto, que en 2013 postuló a la Presidencia encabezando Kuña Pyrenda (Huella de Mujer, en guaraní), la primera y única formación feminista del país, aunque alcanzó menos del 1 % de los votos.

    «En términos numéricos el resultado fue pobre, pero nos sirvió para que los candidatos hablaran de temas ausentes en el debate, como la legalización del aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo», dijo Soto a Efe.

    Sin embargo, Soto, que define a su formación como feminista-socialista, declara que la discriminación estuvo presente en toda su campaña.

    «Fuimos excluidos de los debates presidenciales en los medios, hubo una clara discriminación e hicimos las denuncias al respecto», señaló.

    El programa promovido por ONU Mujeres Paraguay tienen en vista la preparación de las elecciones de 2015 para los 238 municipios del país, de los cuales solo 18 están encabezados por mujeres, según los resultados de los comicios locales de 2010.

    «Se trataría de informar a esas mujeres sobre el marco constitucional, las técnicas legislativas, la presencia ante los medios y también negociar con los partidos para que cumplan la cuota establecidas», dijo Taborga.

    Tanto Soto como Taborga coinciden en que el objetivo final es lograr la paridad de género en la política, tal y como dicta la ley en países de la región como Costa Rica, Ecuador, Argentina o México, según ONU Mujeres, aunque ven su consecución algo lejana.

    «Sería lo ideal, pero en Paraguay se está en una fase anterior, no se habla de la paridad política», aseveró Taborga. EFE

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