- julio 9, 2013
Cuando sufrís un acoso o una violación y necesitás ayuda, tenés que gritar «¡Fuego!, ¡fuego!», según el blog de Naiara Galarraga en el periódico El País de España.
“Sí, puede parecer una excentricidad o una estupidez pero es algo que recomiendan quienes saben del asunto. ¿Por qué «¡Fuego!, ¡fuego!» y no un clásico «¡Socorro, me atacan!»? Porque aparentemente cuando la gente oye gritos de «¡fuego!» es más proclive a implicarse y ayudarte que si oye un desgarrador «¡Me atacan!», que desata el miedo y el temor a ser también atacado”, dice Galarraga.
Por otro lado, el texto da algunas recomendaciones avaladas por la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas (Cavas), de Madrid, en casos de intento de violación. Reproducimos y adaptamos estas recomendaciones por considerarlas de interés para nuestras lectoras de Ella:
-Gritar «¡Fuego!»
-Si el colectivo va vacío o casi, sentate cerca del conductor.
-No subas al ascensor si hay un desconocido dentro, fingí que te olvidaste de algo.
-No dejes a un desconocido entrar al portal de tu casa o tu edificio contigo.
-Si vivís en un edificio, y llegás tarde a tu casa. Llamá siempre al portero automático y decí que estás subiendo (aunque no haya nadie en casa; si alguien te sigue, pensará que no estás sola).
-Si creés que alguien te sigue por la calle, no corras hacia tu casa. Corré a un lugar público, donde haya gente y pedí ayuda allí.
-No hagas autoestop o “dedos” en la calle, ni subas en un coche con desconocidos.
-No renuncies a relacionarte con la gente, pero adoptá algunas medidas de precaución.
-Si deseás mantener una relación sexual tenés derecho a decir sí, pero si no lo deseás, tenés que decir “no” de forma clara y contundente.
-Si vivís sola, en el buzón de la casa no pongas tu nombre completo. Sólo poné tu apellido