Marzo… conmemoramos internacionalmente el día de la mujer, y pensaba cómo aquí, desde mi lugar, podría aportar algo a cada una de ustedes.
Me planteaba que lo que es común hoy es diferente a ser natural. Vemos que cada vez es más común recurrir a procedimientos para detener el paso del tiempo, para disimular que lo años pasan, pero, por más que sea común encontrarnos con pieles estiradas, y rostros cada vez menos expresivos, esto no es natural.
Natural es envejecer, y llegar a esta etapa de nuestras vidas hoy es una bendición. Si pasamos el resto de nuestras vidas preocupadas por lo que parecemos, pero no acompañamos este proceso de un crecimiento interno, ocupándonos únicamente de lo que nos envuelve, no lograremos ser más jóvenes, pero sí que no sabemos lidiar con el paso del tiempo, lo que probablemente nos llenaría de profunda insatisfacción y una imagen personal sin contenido.
Aprender a enfocarnos en los aprendizajes y beneficios de cada etapa puede ayudarnos a construir una imagen menos común y más natural, a los 20 años, teníamos altos beneficios físicos, una piel bien estirada, los músculos duros, y “todo en su lugar”.
Cuando pasamos los 30 años quizá vayamos perdiendo algunas de estas cualidades, sin embargo, ganamos mucha sabiduría, en confianza, en seguridad, vamos dando menos importancia a las cosas pequeñas, no permitimos más, somos más tolerantes y pacientes…
Y sobre todo, nos vamos dando cuenta que, cuanto más vivimos, adquirimos mayor experiencia para dejar lo mejor de nosotras al mundo, y lo que le vamos a dejar al mundo va mucho pero mucho más allá de una piel estirada.
Esto sí sería natural, aunque no sea tan común en nuestros días.