Las rosas de Taif, de las montañas a los mercados europeos

  • Usadas tradicionalmente para perfumar a los novios saudíes y los dulces locales, las rosas de la región montañosa de Taif, en el oeste de Arabia Saudí, han traspasado las fronteras y su fama ha conquistado incluso a los mercados europeos.

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    Más de 860 plantaciones de este tipo de flor se encuentran extendidas sobre una meseta de la cordillera de Al Saruat, unos 1.700 metros sobre el nivel del mar, en el oeste de este vasto y desértico reino.

    Uno de sus cultivadores, Mubarak al Tolhi, de 35 años, mira con orgullo su amplia plantación, ubicada a unos pocos kilómetros de Taif, capital de la provincia homónima.

    Al Tolhi administra su cultivo desde hace una década con la ayuda de sus hermanos menores, continuando así con la tradicional labor de sus antepasados de plantar las rosas de Taif, zona que se ha ganado el prestigio de producir este tipo flor desde hace siglos.

    «Esta rosa es única en su especie, no encontrarán una similar en ningún otro lugar, porque el secreto está, quizás, en el tipo de suelo», destaca Al Tolhi.

    Taif cosecha anualmente alrededor de 300 millones de rosas, según cifras difundidas este año por el municipio, que se siembran en alrededor de dos millones de acres.

    Por cada 1.000 flores plantadas, los agricultores perciben unos 50 riales saudíes (13 dólares).

    Su cultivo ocupó un importante lugar en la cultura popular de los habitantes de Taif.

    «Las mujeres antiguamente entonaban cantos populares durante la temporada de recogida de la rosa, que aún recuerdan las ancianas, pero estas tradiciones prácticamente han desaparecido con el desarrollo urbano y comercial y el empleo de trabajadores extranjeros», lamenta Al Tolhi.

    Además, indica que él mismo contrata a varios trabajadores durante la cosecha, que comienza a mediados de marzo y se prolonga hasta finales de mayo.

    Ellos se despiertan antes del amanecer «porque la flor en ese momento se encuentra en su mejor aspecto: húmeda y fragante».

    Este tipo de rosa es fuertemente demandada por los príncipes, princesas y personalidades de Arabia Saudí.

    «Hay quienes reservan y compran plantaciones completas antes de la cosecha, con el objetivo de obtener el agua de rosas después de su destilación», dice Al Tolhi.

    Además, su agua se usa en el lavado de «la Kaaba», un edificio en forma de cubo, cubierto por una tela negra y dorada, en el que se encuentra la piedra negra, que los musulmanes consideran un pedazo desgajado del paraíso.

    «La Kaaba», que se encuentra en el centro de la Gran Mezquita de La Meca, el principal santuario del islam en el mundo, es lavada dos veces al año.

    Es tal la fama de la rosa de Taif, que, recientemente, hasta la compañía italiana Valentino la ha incluido en su perfume para mujeres «Valentina Rosa Assoluto».

    Saud Ghoreibi, de 42 años, explica a Efe que esta rosa no se utiliza exclusivamente en la industria de perfumes, ya que posee otros usos, dependiendo de su calidad.

    «Algunas de ellas se usan en la fabricación de agua de rosas para la elaboración de dulces locales; asimismo, se añaden al agua para beber o se usan para preparar ‘Al Arusa’, con la que la gente rocía a los huéspedes para darles la bienvenida y despedirles», revela.

    No obstante, afirma que las etapas de la fabricación son complicadas y precisas, y con requisitos difíciles y sensibles durante las fases del hervor, la evaporación y la destilación.

    Ghoreibi, que pertenece a una familia que heredó este tipo de trabajo, señala que algunas personas que tratan a enfermos descubrieron que este tipo de flor tiene propiedades curativas y que algunas mujeres la destinan a asuntos de belleza y nutrición del cutis.

    Además, advierte de que la producción de perfumes de esta rosa exige varios requisitos, entre ellos la calidad y la manera de elaborarlos.

    «La fabricación de un frasco de buena calidad de 11,7 milímetros necesita una destilación de alrededor de 40.000 flores y se vende a unos 1.000 riales saudíes (400 dólares)», afirma.

    Un delicado proceso para sacar el mayor provecho de esta flor, que anualmente viste a la ciudad de Taif en una feria en la que se exhiben 200.000 rosas de este tipo en una enorme alfombra sobre una superficie de 750 metros cuadrados. EFE

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