¿Casarse o convivir?

  • La personalidad determinaría la respuesta a esta pregunta, según un estudio. Dar el sí ante las leyes o simplemente convivir, depende de los rasgos personales.

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    Existen muchas razones por las que las parejas eligen convivir en lugar de casarse: por lo general, este fenómeno se relaciona con el nuevo rol de la mujer, las exigencias laborales y una creciente validación social al concubinato. Sin embargo, una curiosa investigación realizada por profesionales de la Universidad de Miami y publicada en Discovry Mujer acaba de encontrar que determinados rasgos personales influyen en la decisión de casarse o cohabitar.

    Las personas tienen en cuenta distintas características a la hora de buscar una pareja a largo plazo: por lo general, la salud, la bondad y el estatus social son las cualidades que más se consideran. Pero sucede que dentro de esta elección, aspectos como el atractivo, la personalidad y el aseo son determinantes a la hora de optar por la convivencia o el matrimonio.

    Según Michael T. French, autor del estudio, una alta puntuación en estas tres características se asocia con una mayor posibilidad de contraer una relación marital, tanto en hombres como en mujeres. Por el contrario, no tienen una influencia significativa para iniciar una relación de cohabitación.

    Para obtener estos resultados, French y su equipo encuestaron a 9.835 personas de entre 24 y 34 años, durante ocho años. En ese período, los investigadores se encargaron de calificar las características personales de los voluntarios y hacerles preguntas sobre el matrimonio y la cohabitación. El 52 por ciento de los participantes casados fueron calificados como ‘superiores’ en cuanto al atractivo físico, mientras que el 45,9 por ciento de los participantes en concubinato y el 43,6 por ciento de los solteros se consideraron por encima de la media. Lo interesante es que, en el caso de los primeros, la carencia en un área específica (por ejemplo el atractivo) se pudo superar con otras características, como el aseo y la personalidad.

    De acuerdo al estudio, los hombres con personalidades ‘superiores’ tienen mayores posibilidades de contraer matrimonio que aquellos que sólo presentan atractivo físico. También se encontró que las mujeres con preparación encima de la media son menos propensas a cohabitar sin casamiento posterior.

    Los investigadores planean seguir encuestando a los participantes para determinar cómo los rasgos personales afectan a la formación de la familia, las relaciones extra-maritales y la separación o el divorcio.

    Convivir no promueve la separación

    En paralelo a este estudio, Arielle Kuperberg, de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, presentó un nuevo informe que afirma que las parejas que eligen el concubinato antes del matrimonio no tienen mayor riesgo a separase. En contraposición a investigaciones anteriores, la socióloga encontró que la diferencia no radica en la forma en la que pareja decide unirse, sino más bien en su edad.

    Para Kuperberg, el problema es que con las facilidades de la convivencia las parejas se están uniendo cada vez más jóvenes y eso es lo que aumenta las posibilidades de un futuro divorcio. Estas conclusiones se desprenden del análisis de encuestas realizadas entre 1995 y 2010 sobre miles de mujeres casadas en los Estados Unidos.

    Los resultados no profundizan sobre los efectos positivos de la convivencia antes del matrimonio, pero confirman que la decisión de vivir sin papeles no es lo que determina a largo plazo el fracaso de la relación.

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