La música ayuda a la fertilización en laboratorio

  • Investigación asegura que gracias a la música se produce la fecundación.

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    Ya hace tiempo que la música se aplica con fines terapéuticos, pero nunca antes se había utilizado para ayudar al ser humano a reproducirse. Este ha sido el objetivo del trabajo, titulado “Impact of exposure to music during in Vitro culture on embryo development”, que ha llevado a cabo el Institut Marqués, de Barcelona. Los resultados de la investigación aseguran que las micro vibraciones musicales facilitan la fecundación del óvulo en el laboratorio.

    “Nuestra hipótesis es que las micro vibraciones remueven los medios de cultivo en los que nada el ovocito, producen un reparto más homogéneo de los nutrientes que necesita y dispersan los productos tóxicos evitando que se acumulen”, explica Marisa López-Teijón, jefa de Reproducción Asistida del Institut Marqués. Por este motivo, el trabajo abre la puerta a mejorar las tasas de éxito en la realización de tratamientos de fecundación in vitro.

    En colaboración con una consultora en ingeniería de sonido, los especialistas de la clínica idearon un sistema capaz de emitir música a 80 decibeles en el interior de la incubadora durante las 24 horas. En total se tomó una muestra de 985 óvulos fecundados procedentes de 114 mujeres. Los gametos de cada paciente se dividieron en dos grupos: uno se cultivó en una incubadora convencional y, el otro, en una incubadora con música.

    El resultado es que los que crecieron bajo la influencia de las micro vibraciones consiguieron una tasa de fecundación un 4,8% superior a los del primer grupo.

    Se supo que de los parlantes de las incubadoras salieron estilos diferentes –pop, heavy metal y clásica– con el objetivo de medir posibles variaciones en función del tipo de frecuencia. Pero no se detectaron diferencias en el desarrollo de los embriones según el género musical. “Se trata de un sistema de fácil aplicación en los laboratorios de reproducción, que el Institut Marqués está incorporando a todas las incubadoras de embriones”, comenta López-Teijón.

    En el laboratorio se intenta recrear el confort de una matriz humana en cuanto a temperatura, oscuridad y niveles de dióxido de carbono y oxígeno. Pero en su camino al útero los ovocitos viajan con continuos movimientos peristálticos y celulares e intercambio de metabolitos, y en el laboratorio están estáticos, por lo que los productos tóxicos que liberan –radicales libres o amonio– se almacenan en el propio medio. Para evitarlo, investigaciones recientes ya habían aplicado vibraciones mecánicas a las placas de cultivo.

     

    Fuente: www.clarin.com

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