Plenas a cualquier edad

  • Para muchas mujeres el cese de la regla es un punto de inflexión en sus vidas y el comienzo de un calvario. Pero, cuanto más arraiguen esta idea en su mente, más se alejarán de la posibilidad de abrazar un nuevo ciclo que se abre a la vida.

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    Durante años, la llegada de la menopausia fue vista como una enfermedad y no como una etapa normal por la que todas las mujeres atraviesan. Es necesario recordar que antiguamente la expectativa de vida era corta, entonces no existen muchos registros en cuanto a esa fase de la vida femenina. No obstante, en el siglo XIV, la mujer menopáusica estaba asociada a lo marchito. Esto se ve en las manifestaciones literarias y pictóricas a fines de la Edad Media y el Renacimiento. Pero hoy, esta etapa tiene para la mujer ventajas considerables: puede disfrutar plenamente de su vida sexual, sus hijos —si los tiene— ya están grandes y no dependen de ella, y dispone de tiempo para dedicárselo a ella y a su pareja.

    «El climaterio es el periodo más o menos largo en que los ovarios, gradual y progresivamente, pierden sus funciones reproductoras», explica la doctora Zully Benítez Roa, presidenta de la Sociedad Paraguaya de Climaterio y Menopausia, experta latinoamericana en climaterio y menopausia.

    De esta etapa hay todo un proceso para llegar a la menopausia, palabra que deriva de los términos griegos men (mes) y pausis (cese). Ya el filósofo griego Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.) describió en su obra Historia animalium que la menstruación cesa alrededor de los 50 años.

    «Hablamos de la última menstruación de la mujer. Su diagnóstico es retrospectivo, porque debe transcurrir un año sin que se produzca sangrado», define la profesional.

    La literatura médica habla de que la menopausia se presenta usualmente alrededor de los 50 años. Sin embargo, Lourdes García, actriz de teatro y tevé —quien actualmente integra el reparto de la ficción Santa cumbia—, asegura que todo lo que pueda traer consigo la menopausia, la tiene sin cuidado.

    «No me doy tiempo para pensar en eso ni tampoco me preocupa. No la tengo como un cuco ni tampoco estoy pendiente de que en cualquier momento podría entrar en la menopausia. Además, no creo que sea tan terrible como muchas mujeres lo plantean, creo que más bien es una cuestión mental. Si bien hay cambios físicos y hormonales, con una pastillita se acaban», afirma García.

    Si bien Lourdes está en la edad en que la mayoría de las mujeres tiene ya la menopausia, ella aún espera su llegada, y al contrario de lo que se pueda pensar de una mujer en esa etapa, la actriz se siente mejor que nunca y llena de energía.

    Curiosamente, el ser humano prácticamente es la única especie en que la fertilidad femenina no dura hasta el fin de su vida. Varios científicos intentaron explicar este hecho. Una de las posibles causas, según genetistas evolutivos de la Universidad McMaster de Canadá, se debería a la tendencia de los hombres a escoger parejas más jóvenes, lo que produjo que la fertilidad femenina sea innecesaria en edades avanzadas y dio lugar a la menopausia.

    Inversa a esta teoría, lo que hizo que los hombres buscaran hembras de menor edad fue el hecho de que las mayores eran menos fértiles, de acuerdo a Maxwell Burton-Chellew, biólogo evolutivo de la Universidad de Oxford. Sea cual fuere la causa, lo cierto es que la menopausia llega a todas las mujeres, a algunas más temprano y a otras más tarde. El desafío está en cómo encarar este nuevo capítulo de la vida que no tiene por qué significar un final, sino un nuevo comienzo.

    Cuándo empieza

    En este periodo de la vida, según Benítez Roa, la mujer tiene etapas marcadas por menopausia como eje central, que se acompaña con signos y síntomas variables para cada fase y no se dan de la misma manera en todas las mujeres. La premenopausia se inicia a los 40 años, y generalmente a los 50, con cinco años más o menos de diferencia, empieza la menopausia. Se habla de postmenopausia cuando trascurrió un año desde la última menstruación. La desaparición de la regla implica un agotamiento folicular ovárico.

    «El envejecimiento —dice Zully— está programado en todos los seres humanos. En el caso de la mujer, ella nace con una dotación fija de folículos en sus ovarios que se van agotando paulatinamente, y en algunas más rápidamente, debido a disruptores ambientales. Este proceso no puede ser detenido con embarazos ni anticonceptivos».

    Los folículos forman parte de los ovarios y además contienen células que son las responsables de la producción de estrógeno, la hormona necesaria para el desarrollo y la maduración de los óvulos. «El estrógeno cumple una función vital tanto en el aparato genital femenino como en los huesos, cerebro, piel, mucosas y vasos sanguíneos, afectando según su exceso o déficit a estos órganos. Cuando se producen estos cambios, es necesario acudir al médico para evaluar cada caso, porque los cambios hormonales deberían ser ajustados, atendiendo qué otros cofactores adicionales presenta la paciente, como obesidad, hipertensión arterial, diabetes, depresión o enfermedades autoinmunes», agrega la ginecóloga.

    Efectos físicos

    Mucho se habla de los cambios físicos que trae consigo el advenimiento de la menopausia. En el imaginario femenino, los calores repentinos, los sofocos y el insomnio son descriptos como estigmas con los que se debe cargar. Pero no todas las mujeres los sufren de la misma manera e intensidad. Según la especialista, a veces se puede sentir fatiga, pesadez en las piernas, aumento de peso, sudoraciones y dolores osteoarticulares. Igualmente se puede presentar palpitaciones, infecciones vaginales y disminución de la libido sexual.

    «La caída progresiva de los niveles de estrógeno condiciona el estado de la vagina, puesto que es un órgano muy sensible a la acción de esta hormona, por lo que, ante su reducción, esta se va afinando, por eso se dice que se atrofia. Esto puede acompañarse de resequedad, que se traduce en sentir el lugar seco todo el día o la falta de lubricación durante las relaciones sexuales. El útero se va achicando, al igual que cualquier otro órgano en involución, pero eso no tiene ninguna incidencia en el placer», señala María Mayeregger, ginecóloga y sexóloga.

    María López, de 59 años, habla de su experiencia y hoy le resultan cómicas algunas anécdotas vividas. «Mi ciclo empezó a fallar cuando tenía 51 años y dos años después paró totalmente. Luego de eso sentía esporádicamente unos calores. Recuerdo una vez que estaba hablando con un señor en una reunión en la que había acondicionador de aire.

    Normalmente no sudo, pero, para mi sorpresa, empecé a sudar como si hiciera un calor de 40 grados. Pero fue cosa de un ratito y después ya pasó. A mí me dio risa, porque sabía lo que era y enseguida conté qué me pasaba. Es algo normal, no es nada de otro mundo, ¿por qué habría de tener vergüenza de tener menopausia? Todos envejecemos alguna vez, el asunto es aceptarlo, nada más», señala.

    Cuestiones de la mente

    «La idea de que los trastornos de conducta guardan relación con manifestaciones del aparato reproductor femenino es una creencia antigua que ha persistido hasta la época contemporánea. Esta idea relativa a la menopausia no resulta totalmente ilógica, porque existen motivos para relacionar la mediana edad con experiencias negativas, como por ejemplo la aparición de una enfermedad o discapacidad importante en un cónyuge, familiar o amigo, jubilación laboral, inseguridad económica, separaciones, partida de los hijos, etcétera. Por tanto, no resulta sorprendente que un fenómeno de la madurez, como la menopausia, comparta esta perspectiva negativa», subraya la especialista Benítez Roa.

    Entonces, los síntomas psicológicos que pudieran presentarse varían para cada mujer. «No es algo intrínseco de la menopausia. Una visión negativa de la salud mental en el momento de la menopausia no está justificada.

    De hecho, en esta etapa de la vida, tanto los varones como las mujeres expresan una multitud de síntomas que no revelan una diferencia sexual explicable por una causa hormonal», sostiene Zully.

    «Antes escuchaba que supuestamente la menopausia te cambiaba el carácter o te ponía más nerviosa o histérica, pero yo no tuve esa experiencia», confiesa María.

    Cómo sobrellevarla

    Antes de hablar de pastillas y tratamientos, Mayeregger habla de vivir una vida de felicidad, porque si se tiene una perspectiva negativa del mundo y de la situación, esto puede incidir para sentirse mal incluso físicamente. Llevar una vida activa —150 minutos semanales de actividad física—, con una alimentación saludable, un eslogan bastante gastado, sigue siendo la clave para mantenerse bien.

    Ahora bien, no existe un tratamiento universal para todas las mujeres, sino más bien son personalizados de acuerdo al caso y a la etapa que se esté atravesando, los síntomas presentes y las comorbilidades encontradas. «Entretanto, la hormonoterapia debe considerarse como un tratamiento sintomático específico y preventivo a largo plazo. En cuanto a la prescripción de los fármacos conocidos como fitoestrógenos, muchos de ellos son suplementos dietarios no aceptados como terapia hormonal por las organizaciones internacionales», indica Benítez Roa.

    La menopausia no representa el final de nada, sino un cambio en la vida de la mujer. Así como en la pubertad, su presencia debería ser aceptada como otra etapa más con sus pros y sus contras. Pero cuanto mayor sea su entusiasmo, mejor la pasará, tenga la edad que sea.

     

    Texto: Natalia Ferreira Barbosa

    Fotos: Javier Valdez / EFE

    Peinado y maquillaje: Dino Quick Service Carmelitas.

    Revista Vida

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