Confieso que…

  • Conocé un poco más de Lu.

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    Música de mi semana:

    The more you ignore me, the closer i get. Morrissey lanzada en el año 1994, en estos días el ex cantante de The Smiths estuvo de cumple, cumplió 54 años así que en la radio pasamos varios temas de el. Amo la letra de esta canción.

     

    Película de mi semana: 

    Nueve Reinas. Genial película argentina, es un policial del 2000, dirigida por Fabián Bielinsky con una dupla de lujo Gastón Pauls y Ricardo Darín, yo la ví en un cine de Barcelona en el año 2001 y esta semana pasaron el remake “Criminals” en la tv , eso despertó  mis ganas de volver a ver la original y me terminó gustando más que la primera vez que la ví.

     

    Bueno bueno, siempre un placer encontrarme con ustedes en este espacio. En esta oportunidad nuevamente voy a permitir que se rían de mí pero conmigo y les voy a contar un problema que tengo, una parte bastante embarazosa de mi intimidad que aunque no lo quieran admitir públicamente a más de una/uno de ustedes también les debe pasar, así que empezaría así:

    Mi nombre es Lucía y confieso que no puedo pasar media hora sin sentir la necesidad de hacer pis.

    Bueno capaz exageré un poco, no puedo pasar una hora sin necesidad de hacer pis, y no se imaginan la cantidad de problemas que lleva consigo este tema casi patológico.

    “Llego a un lugar y lo primero que hago es ir al baño”

    Esto me acompaña desde que tengo memoria. Recuerdo que mamá siempre decía que le hacía pasar mucha vergüenza cuando era chiquita porque yo entraba a un lugar y lo primero que hacía era preguntar dónde quedaba el baño, y al salir a veces exclamaba cosas como: ¡¿“Mamá no sabés lo lindo que es el baño?!” o: “Mami, no sabés el rico olor del desodorante que usan en este baño” a lo que mamá obviamente respondía con una sonrisa entre dientes.

    Hoy sigue siendo una costumbre mía preguntar dónde queda el baño apenas llego a un lugar pero parece que ya no tengo tanta suerte porque no me tocan baños tan lindos, la cuestión es que mamá creyó avivarse acostumbrándome a hacer pipí siempre antes de salir de casa para no entrar más a los baños al llegar a otros lugares, pero así empeoró la cosa,  porque ya no sólo empecé a ir al baño al llegar a un lugar sino al despedirme también.

    “Eso de tener que educar tu cuerpo.. ¿Alguien lo logró hacer?”

    Pasó el tiempo  y llegó la época de asistir a clases de baile, ya saben cómo son de exigentes las profes de danza, que no te dejan ir al baño en medio de la clase. Te salen con eso de que hay que educar al cuerpo. ¿Educar al cuerpo? Alguien me explica cómo se hace para educar al cuerpo?, ¿Le retás? ¿Le das un premio si lo hace bien? Nunca supe realmente cómo hace uno para educar a su cuerpo. En fin, la cuestión es que un día le pedí permiso a la profe para ir al baño y me dijo que no, no recuerdo muy bien cuánto tiempo pasó ni cómo exactamente sucedió, sólo recuerdo las marcas de mis pequeños piecitos mojados en el piso de parquet. Situación tremendamente traumatizante para mi niñez, pensé que nadie se acordaría de eso, pero después de unos 10 años la hermana de una compañera mía de colegio -que en mi niñez fue mi compañera de baile- se acordó perfectamente de mi malla rosada manchada y el piso mojado.

    “En el cole siempre levantaba la mano pero no precisamente porque me sabía la lección….”

    La cosa empeoró en el colegio, cuando levantaba la mano y casi nunca era porque sabía la lección, si no para pedir permiso para ir al baño, ya para la tercera vez las profes empezaban a mirarme mal y ni qué decir los compañeros.

    Y cuando había exámenes,  ahí sí que era una tortura, una de dos, o de las terribles ganas de hacer pipí se me iluminada el cerebro y como una metralleta empezaba a completar todo para entregar la hoja y volar al baño o me quedaba en blanco.

    Y ni qué hablar de la adolescencia, vieron cómo son los adolescentes o la mayoría al menos, con el tema de bajar de peso. Con esos traumas mis compañeras y yo le metíamos cualquier yuyo en la yerba para el tereré ahí ya era cosa de andar con un bidón a cuestas.

    “En avión siempre tengo que pedir el asiento del pasillo”

    Viajar? Bueno,  imagínense el estrés que puede ser. Si es en micro la primera pregunta es obviamente si hay un baño, y si es en auto, la distancia siempre es fundamental para mí.

    Recuerdo la vergüenza que tenía cuándo íbamos a San Ber con la familia de mi ex, o mis compañeritas de colegio yo siempre tenía que inventar excusas para parar en las estaciones de servicios.

    Cuando viajo en avión, obviamente siempre tengo que pedir el asiento del pasillo para no molestar al resto levantándome a cada rato.

    En el año 2000 viví nueve meses en Alemania, estuve trabajando en la Expo Hannover y en los días libres siempre viajaba para recorrer Europa, en uno de esos viajes fuimos con mi ex novio a Amsterdam , la idea era volver a la madrugada a Hannover y dormir en el tren, estábamos como de mochileros, pero llegamos tarde a la estación de tren por lo que lo perdimos, no teníamos plata y hacía frío, entonces decidimos dormir en la estación , el problema fue cuando los guardias nos echaron de ahí.  El siguiente tren salía recién en 7 horas, así que estuvimos todo ese tiempo  caminando y tratando de dormir en algunos banquitos de las plazas. Ya de regreso a Alemania me puse a escribir en mi libro de anotaciones que llevaba como un diario y encuentro una esquelita  que decía: “Querido diario, tengo que reconocer que en esta experiencia de recorrer Amsterdam, me porté muy bien , fui un buen novio y recorrí todos los baños de esta ciudad con Lu sin protestar”.. Imagínense mi ataque de risa al leer la notita de mi ex y qué vergüenza también no?

    “No debo tomar líquidos mínimo una hora antes de ir al cine”

    ¿Qué me dicen de ir al cine?, saben lo que es para una persona como yo aguantar promedio de dos horas sentada sabiendo que no vas a poder ir a hacer pipí? Ahora que voy sólo con mis sobrinos, mis amigas o mi novio, no hay problemas pero imagínense cuando la ida al cine eran citas, obviamente la primera vez no tomaba un sorbo dos horas antes de ir al cine, ya a la segunda vez venía la clásica pregunta: “¿Seguro que no vas a tomar nada?, ¿No tenés sed nunca? .Entonces a la tercera vez  trababa de medirme tomando líquido e inventaba que tenía una  llamada importante así con esa excusa me iba al baño.

    “Cuando hacía conciertos siempre tenía que tener un invitado o poner un break en medio del show”

    La época  en que cantaba,  bueno, ahí si que tenía un gran problema. La recomendación es siempre que uno va a realizar una actividad que implique la utilización de las cuerdas vocales por un periodo relativamente largo debe hidratarse constantemente, entonces lo que siempre hacía cuando tenía conciertos era tener músicos invitados para el medio de mi show entonces ahí yo aprovechaba para ir al baño.

    “Hay veces que quisiera hacer como los hombres, bajar el pantalón y hacer pipí detrás de los arbolitos”

    En la radio está todo bien, ahí no hay drama, pero en la tv me desespero cuando hay entrevistas largas, sobre todo cuando hablamos de fútbol donde a veces pasamos 45 minutos sin corte. Una vez  me puse roja, amarilla, lila fueron los minutos más largos de mi vida, y después cuando escuché las palabras mágicas “vamos al corte” ahí corrí al baño de recepción que estaba ocupado, el  de maquillaje también, el baño de administración estaba clausurado, ahí mismo deseé ser hombre y poder mear detrás de un arbolito. Por suerte siempre me acuerdo de apagar el micrófono antes de entrar al baño pero una vez del apuro casi me olvido.

    “Tuve que mentirles y decir que estaba embarazada para que me dejen pasar al baño sin hacer la fila”

    Ir a boliches es también todo un tema, o los casamientos. Desde los vestidos complicados con cierres, pantalones que cuestan abrir hasta baños sin papel higiénico, todo puede ser un estrés a la hora de hacer pipí. Lo peor es cuando los baños están llenos y estás entrando por tercera vez, ya las señoras que están ahí cuidando, te miran mal. Una vez  me estaba por desmayar de ganas de hacer pis por la larguísima fila que había para entrar al baño  en un boliche, entonces no tuve mejor idea que decirles que estaba embarazada y por supuesto me despejaron la zona, me hicieron pasar antes que todas, el problema fue al día siguiente cuando la mentira se filtró y tuve que aclarar varias veces la confusión.

    Imagínense lo que hubiese sido si estaba embarazada de verdad, si es cierto que las embarazadas sienten más ganas de hacer pipí durante esos nueve meses. En ese caso si me llegase a embarazar voy a tener que andar con dos bidones a cuestas o cuando sea viejita si me agarra incontinencia urinaria, ni pensarlo, menos  mal que existen los pañales para gente adulta, bueno ya les contaré eso llegado el momento si la vida me da la oportunidad de contar el cuento.

    Espero que se les haya dibujado más de una sonrisita en el rostro, les dejo con un vídeo nacional, de un grupo llamado Pirakutu, que grabamos hace tres semanas con amigas conocidas en distintos ambientes del arte. Que lo disfruten, hasta un próximo post.

    Pirakutu Tóxico

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