Diez claves de un buen tratamiento de belleza

  • Un decálogo de un buen tratamiento de belleza para que después de él no nos convirtamos en unas desconocidas frente al espejo.

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    Meg Ryan y Renée Zellweger han sido el foco de todas las miradas por tratar de convertir su rostro en una imagen que dista mucho de la original. Una lista a la que se suman rostros como el de Mickey Rourke y Kim Basinger. Ela hasta los 60 había sido cauta y demostrado que la genética estaba a su favor, sin embargo, poco tiempo después se muestran evidentes los rastros de sucesivos y excesivos tratamientos.

    Sus pómulos, nariz o labios son solo la sombra de la imagen con la que se dieron a conocer. Un maquillaje poco favorecedor estuvo a punto de poner a Uma Thurman en la misma lista de actrices que se exceden con el bisturí, pero pronto se desveló el gazapo.

    Renée Zellweger, un ejemplo de lo que no se debe hacer. EFE

    Renée Zellweger, un ejemplo de lo que no se debe hacer. EFE

    Lo cierto es que los nuevos tratamientos de belleza permiten que las mujeres puedan lucir una piel lozana, hidratada y luminosa acorde a su edad, una máxima ligada a la medicina estética natural que llevan a gala la doctora Sofía Ruiz del Cueto y Mar Mira.

    “La medicina estética tiene otra cara, la que no delata los retoques”, afirman las doctoras, quienes añaden que tanto mujeres anónimas como algunos de los rostros que pasean sobre las alfombras rojas nos llevan a comentar: ¡Qué bien se mantienen! Sin que les delate el exceso.

    Es lo que la doctora Ruiz del Cueto denomina como “la cara de la mesura, la armonía y el mantenimiento natural de las facciones, los rasgos, la gestualidad y la expresividad individuales, sin transformaciones radicales ni congelaciones”.

    Respeto por las facciones
    Para estas especialistas el rostro de Annette Benning, Cate Blanchett, Demi Moore o Meryl Streep ilustran a la “perfección” el respeto por las facciones originales y el mantenimiento de ciertas líneas de expresión para lograr un aspecto natural y elegante.

    Las directoras de la Clínica Mira+Cueto recopilan en un decálogo las líneas que deben primar en un tratamiento estético para continuar la estela del buen gusto y la mesura.

    1. INDIVIDUALIZAR. Antes de decidir hay que realizar un diagnóstico pormenorizado e individualizado que estudie la fisonomía y necesidades de cada paciente.

    Huyen de los rostros en serie que identifican al médico que los esculpió. “Cada tratamiento debe de ser totalmente diferente ya que cada rostro y sus necesidades lo son”, argumenta la doctora Mira.

    2. RESPETAR Y MANTENER, en lugar de transformar. Según las doctoras, un tratamiento médico-estético tiene un recorrido abierto, “una marcha suave” sin ir a toda prisa por alcanzar la meta. Cada paciente se debe tratar poco a poco, para evitar transformaciones radicales y mantener los rasgos individuales, “para reconocernos en el espejo”.

    3. DIFUMINAR, no borrar. Un rostro de 40, 50 ó 60 años sin ninguna arruga resulta artificial. La clave está en suavizar, matizar y minimizar. Las doctoras sostienen que no todos los signos de la edad nos restan belleza. “Mantener algunos es básico para evitar el efecto robótico”.

    4. DOSIFICAR. En el exceso nunca está la virtud. “Retocar o añadir siempre se puede. Quitar es más difícil”.

    5. FAVORECER LA EXPRESIVIDAD, en lugar de congelar la expresión, un resultado que se le atribuye a la toxina botulínica, “lo que no es cierto. Solo la mala praxis del tratamiento produce esos efectos”, indican las doctoras, y son los que salen a la luz, aunque el efecto no sea definitivo.

    6. REPOSICIONAR, no quiere decir añadir volumen sin fin. “Los pómulos inflados con grande dosis de ácido hialurónico u otras sustancias pretenden un rostro juvenil, pero a veces el resultado es grotesco”, explica la Dra. Mira.

    No se trata de crear nuevos rasgos e inventarse volúmenes que el rostro no tenía; se trata de reposicionar en el lugar original las facciones que el tiempo ha desplazado. Cada día, nace nuevos protocolos tensores que permiten corregir el descolgamiento y conseguir la retracción de la piel sin cirugía.

    7. ARMONIZAR. Lo ideal es tratar en global el rostro en lugar de enfrentarse a los rasgos de forma aislada con fórmulas que nos indiquen la proporción, según los rasgos, de la belleza.

    Carolina de Mónaco, ejemplo de buenos tratamientos sin excesos. EFE

    Carolina de Mónaco, ejemplo de buenos tratamientos sin excesos. EFE

    8. TRATAR DE MANERA GLOBAL, sin aislar rasgos lo que lleva a pasar por alto vías de solución alternativas que armonicen el conjunto y no solo una parte del rostro. Como ejemplo, señalan los surcos nasogenianos: para atenuarlos casi siempre se recurre al relleno cuando lo que “mejor funciona” es crear tracción de la región del pómulo hacia arriba.

    9. PONER LÍMITES, no todo vale. A veces un paciente da importancia a un “supuesto” defecto, el médico-estético debe reconducir las peticiones para solventar posibles errores en la autopercepción.

    10. ELEGANCIA. El buen gusto es la base de un tratamiento médico-estético favorecedor que tiene que ver con buscar una belleza “atemporal” sin dejarse llevar “nunca” por la tentación de plasmar una tendencia estética puntual, que no favorezca a un rostro concreto. EFE

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