De la alimentación a la cosmética

  • Espinas de bacalao para proteger del sol, leche de una especie de cabra en vías de extinción para limpiar la piel o vino de Oporto en jabones son algunas combinaciones insólitas que se han hecho realidad en cosméticos innovadores a base de productos típicos portugueses.

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    Tras mezclarlas con hierro, las espinas de bacalao ganan capacidad para absorber los rayos ultravioleta. Con este descubrimiento, investigadores de la Escuela Superior de Biotecnología de la Universidad Católica de Oporto, al norte de Portugal, han desarrollado una crema protectora solar única en el mundo.

    «Se obtuvo modificando las espinas de bacalao con un tratamiento en una solución de hierro, seguido de un proceso de calentamiento a temperatura elevada», cuenta a EFE Clara Piccirillo, coordinadora de la investigación cuyo objetivo pasaba por encontrar una manera de agregar valor a productos de la industria alimentaria portuguesa.

    Con capacidad para absorber las radiaciones ultravioleta UVA y UVB, esta crema puede incluirse entre las protectoras ‘cinco estrellas’, lo que corresponde a la máxima protección en una de las escalas internacionales más utilizadas.

    La mayoría de las cremas solares están hechas a base de bióxido de titanio u óxido de zinc, y esta es la primera desarrollada a base de hidroxiapatita, un fosfato de calcio encontrado en los seres vivos.

    «Es el principal componente de los huesos (…) y, por ser una sustancia presente en el cuerpo, sabíamos que no sería tóxica», subrayó Piccirillo para destacar la seguridad del nuevo producto.

    «Queremos explorar otras aplicaciones y posibilidades», adelanta la coordinadora del proyecto, que pretende llevar el compuesto al sector textil e incorporarlo en prendas de ropa, como camisetas que protejan de los rayos ultravioleta.

    El bacalao no es el único producto típicamente portugués que triunfa en las nuevas fórmulas cosméticas, también lo hace el vino de Oporto.

    Son numerosas las cremas, exfoliantes, aceites, champús o perfumes que recurren al vino y, en el caso del de Oporto, se está utilizando, mezclado con aceites esenciales de canela o naranja, para hacer jabones artesanales.

    La firma lusa que los produce asegura que el caldo más internacional de Portugal, que ha seducido el paladar de millones de personas en todo el mundo, ayuda a proteger la piel, reducir las arrugas y prevenir el envejecimiento.

    Más novedosos aún son los jabones creados por dos empresarias de Évora (centro de Portugal) con aceite alentejano, cera de abeja, óleos esenciales procedentes de la flora portuguesa y leche de cabra serpentina, una especie en vías de extinción.

    «Comenzamos a pensar en lo que podríamos hacer para aprovechar y utilizar los recursos que existen en la región del Alentejo», relata a EFE la ingeniera Carla Janeiro, una de las creadoras del famoso jabón.

    El secreto para el éxito de este producto artesanal está en sus singulares ingredientes, según Janeiro, quien destaca las «propiedades hidratantes del aceite y las nutritivas de la leche de cabra».

    A pesar de tener una buena aceptación por los portugueses, la reacción inicial es «muy dispar», dice. «En el medio urbano la gente ya se habituó y busca este tipo de producto, pero en los pueblos y ciudades de interior las personas que quedan aún muy admiradas».

    Con la misma base de ingredientes y diversos aromas, -a romero o tomillo por ejemplo-, el jabón dio origen, en octubre de 2013, a la empresa Olivae que ya tiene un punto de venta en España, y que triunfa también en países como Brasil, Inglaterra, Suecia y Japón.

    En el futuro, las dos empresarias pretenden apostar por el mercado nórdico, donde los ingredientes naturales tienen un valor añadido, así como por el lanzamiento de nuevos productos, como jabón líquido y cremas corporales, de rostro y de manos, pero con los mismos ingredientes base. EFE/Sabrina Aïd

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