Ralph Fiennes: «La gente que se guía por las modas siempre llega tarde»

  • Los clásicos ingleses son para Ralph Fiennes una inagotable fuente de inspiración. Si en su debut como director adaptó «Coriolanus», de Shakespeare, en «The Invisible Woman» se pone delante y detrás de la cámara para contar una secreta y prohibida historia de amor del mismísimo Charles Dickens.

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    «La gente que se guía por las modas siempre llega tarde. Al menos para mi, las modas no tienen ningún atractivo, prefiero hacer caso a lo que me dicta el corazón», asegura a Efe en una entrevista telefónica con motivo del estreno en España, el 6 de junio, de «The Invisible Woman».

    En este caso, lo que el corazón le dijo a Fiennes es que en el guión de Abi Morgan, basado en una biografía del autor de «Grandes esperanzas» escrita por Claire Tomalin, había una historia emocionante y universal.

    Eso sí, el protagonista principal no era el propio Dickens, retratado a sus 45 años como un hombre casado y en la plenitud de su fama, sino Nelly Trenan, la joven actriz de 18 años de la que se enamoró, un papel que borda, en su fuerza y en su fragilidad, la también británica Felicity Jones.

    La película arranca en 1885, cuando esa mujer invisible, que está casada y trabaja como profesora, empieza a rememorar el pasado, y cuenta a través de «flashbacks» la historia de amor que, según el libro de Tomalin, ambos mantuvieron en secreto hasta la muerte del escritor.

    «Lo que más emocionó del guión es que habla de algo que nos afecta a todos; todos tenemos heridas de un pasado íntimo y una de las cosas más dolorosas de la vida es reconciliarse con la ausencia de un ser querido, sea porque se ha ido o porque se ha muerto», señala quien fue el temible comandante nazi de «Schindler’s List».

    «También me gustó mucho del libro esa familia de actrices, la madre (Kristin Scott Thomas) y sus tres hijas, todas ellas muy fuertes e independientes, y cómo todas encuentran una manera de encauzar sus vidas mediante elecciones que atentan contra el orden establecido», añade.

    En cuanto a Dickens, Fiennes retrata a un hombre lleno de energía, muy activo, social y familiarmente, y con un aire infantil.

    «Dickens era bastante infantil en el fondo. A los diez años tuvo que empezar a trabajar en una fábrica porque sus padres cayeron en bancarrota, y eso es algo que le afectó mucho. De alguna manera, es como si tuviera un jovencito en su interior que tenía que demostrar al mundo que podía conseguir algo», opina.

    «Cuando lees biografías de Dickens te da la impresión de que era un hombre con una energía tremenda, que no podía parar de moverse. No lo ves como alguien que se sentara a meditar en lo alto de la montaña, y cosas así, sino como una persona siempre impaciente por seguir adelante», precisa.

    Cuenta Fiennes que el público que ya la visto -«The Invisible Woman» ya ha pasado por festivales como Toronto o Nueva York, y ha tenido estrenos limitados en EEUU, Canadá e Inglaterra- tiende a señalar que el novelista de Portsmouth fue muy cruel en la forma en que dejó a su esposa, Catherine.

    «Y quizá lo fuera, pero hay que tener en cuenta que ahora vivimos en una era postfreudiana, la era de sentarte en una habitación con un terapeuta y aliviar tu corazón, mostrar cosas de tu vida íntima, tus sueños o tu vida sexual. Pero entonces no existía nada eso», explica.

    «Dickens vivía frustrado en su matrimonio y se enamoró de Nelly como alguien que lucha por trepar a la ventana y, cuando llega, la rompe en busca de un poco de aire fresco», añade.

    La película, rodada con una preciosista ambientación de época, también aborda la cuestión del éxito y la fama, y muestra al literato como alguien atrapado en la contradicción de buscar el reconocimiento y al mismo tiempo defender su libertad y su intimidad.

    En ese sentido, Fiennes menciona una escena en la que Dickens dice: «Al menos tengo mi trabajo, puedo escapar a través de mi trabajo», algo que dice entender perfectamente. «El trabajo es mi mejor refugio», asegura el actor. EFE

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