Paso a paso

  • Cuatro jóvenes bailarines con discapacidad se preparan para un festival de danza en Escocia. Mientras, paso a paso, golpean puertas para cubrir el costo de los pasajes.

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    Carlos Elbo Morales

    Revista Vida

    Entre coreografías que repiten y aprenden en cada ensayo, van superando etapas. Y con un paso y otro, llegan hasta donde la danza los lleve.

    Camila Ruiz (15), Jessica (13), Liz Díaz (15) y Luis Alberto López (16), cuatro bailarines que sin importar la discapacidad, visual de ellas, retraso mental leve de él, se preparan para el festival Gathered Together de Glasgow (Escocia), del 27 al 30 de agosto de este año. Una meta que por la falta de recursos parece estar lejana, pero si aparece el apoyo, representará el escalón más alto, hasta ahora, para estos jóvenes artistas.

    El despegue

    La invitación para participar del festival llegó de la profesora escocesa Karen Andersen, quien visitó Asunción el año pasado. La docente y bailarina había participado en el Seminario de Formación de Formadores, organizado por la Asociación Cultural Alas Abiertas.

    «Impartió clases a algunas alumnas. Luego nos envió una carta en la que decía que le había gustado mucho el trabajo que hacemos y que le gustaría mucho que Alas Abiertas participara del festival», comenta Sergio Núñez, docente y bailarín de la asociación.

    Alas Abiertas trabaja con niños y jóvenes con discapacidad y necesidades educativas diferentes. A través del acercamiento a la danza y la experimentación, los protagonistas encuentran un espacio para su formación y enriquecimiento personal en el ámbito individual y social. Y estar presentes en el festival posibilitará visibilizar aún más el trabajo que ya lleva siete años en esta área, considera Núñez.

    Trabajo

    Los cuatro participantes son del proyecto Alas Abiertas y quedaron de un grupo inicial de 12 participantes. Estos realizaban ensayos intensivos en las clases de los sábados de tarde, en el Centro Educativo Amor y Esperanza de San Lorenzo.

    «Nuestra idea inicial era formar un grupito con los chicos de las diferentes instituciones con las que trabajamos. Los seleccionamos y decidimos realizar con ellos un trabajo más intensivo. El grupo se fue reduciendo, porque a muchos les costaba desplazarse. Con los que quedaron, estamos ensayando desde hace un año», comenta Nuñez, quien está en el proyecto desde sus inicios, hace siete años.

    El instructor menciona varias ventajas en esas clases de los sábados. Al contar con más tiempo, se puede imprimir una mayor rigurosidad a la enseñanza. De esta manera, la atención del profesor hacia el alumno se vuelve más personalizada. Esto contribuye a mejorar las coreografías, la improvisación, la parte creativa, la investigación y la creación. Los bailarines ya han mostrado el fruto de su trabajo en diferentes lugares y ahora esperan poder hacerlo en Glasgow.

    Para el psicólogo Rafael Brítez, esto es una demostración de que el arte, a través de la danza, puede llegar a todas las personas. Resalta que para los bailarines representa la posibilidad de desarrollar sus actitudes y habilidades. «Es un espacio para encontrar gente que tiene los mismos intereses de desarrollo artístico y profesional», explica Brítez y señala que al concretarse, el viaje representará el pináculo en el trabajo que realizan y oportunidades nuevas para Alas Abiertas.

    Ellas y él

    Camila lo confiesa de entrada: antes no quería saber nada de la danza. Sin embargo, mientras más la conocía, más se fue aferrando a ella. «No tengo palabras para explicar lo que es para mí. Me ayudó muchísimo. Me sirvió para ser más autónoma, a tener una buena postura, ser más suelta. Cuando estoy en la danza, siento como si estuviera volando. Es algo muy bello y hermoso», señala la joven que cumplió 15 años recientemente.

    Relax y libertad. Son las sensaciones que siente Jessica cuando baila. «Me da fuerzas, me alivia. La danza es todo. Es como levantarme todos los días, se me hizo muy fácil. El profe siempre me insistía diciéndome que me pusiera recta (risas). Ahora me acostumbré más». Para bailarina una de las cosas que más esfuerzo conlleva es coordinar con sus compañeros los movimientos en conjunto. Una oportunidad increíble es para Liz poder ir a Glasgow para mostrar lo que hacen en Alas Abiertas. «Sería muy lindo conseguir el pasaje. Ya trabajamos con lo que vamos a mostrar», menciona.

    Los profesores destacan la dedicación y voluntad con que Luis avanza en la danza. Es uno de los alumnos que desde hace más tiempo está en el proyecto. Él agradece el apoyo de sus padres, lo que le da esa energía para seguir adelante. «En el escenario, o cuando presentamos un número y los escucho, siento mucha alegría. Estoy ilusionado y algo nervioso también con el viaje», afirma entre risas el joven, que junto con sus compañeros aguarda el momento en que el sueño de Glasgow representando a Paraguay se haga realidad.

    Viaje y Solidaridad

    Desde diciembre, los responsables de Alas Abiertas han recorrido diversas instituciones en busca de apoyo para el viaje a Escocia. Necesitan cubrir un monto de USD 12.000, más o menos, lo que corresponde al pasaje para los cuatro chicos y dos profesores. Su peregrinar en busca de financiación los llevó a golpear las puertas la Dirección de Educación Especial del Ministerio de Educación y Cultura, la Embajada Británica y el Ministerio de Relaciones Exteriores. Al cierre de esta edición, aguardaban la respuesta de la Secretaría Nacional de Cultura.

     

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