Lo que no sabemos de Marilyn

  • Marilyn Monroe falleció hace 52 años, pero su personalidad y obra todavía hacen correr ríos de tinta.

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    La actriz más fotografiada, la estrella que sigue haciendo correr ríos de tinta, Marilyn Monroe, congregó esta semana, más de medio siglo después de su muerte, a un grupo de amigos y admiradores en el cementerio Westwood Village Memorial Park de Los Ángeles, que recordaron la memoria de la actriz más icónica del cine.

    La disonancia entre su cautivadora imagen de explosivo símbolo sexual y su personalidad plagada de inseguridades, genera multitud de preguntas sobre quién era realmente Marilyn: ¿La exhuberante actriz que ha quedado grabada en la retina del público, o la inestable mujer que acabó con su vida a los 36 años víctima de una sobredosis de barbitúricos?.

    Probablemente uno de los testimonios más íntimos y desconocidos de Marilyn, es la del húngaro Andre de Dienes, el fotógrafo que la descubrió cuando todavía era Norma Jeane, y que relató la relación profesional y sentimental que mantuvieron ambos, en un diario publicado por Taschen.


    Marilyn antes de Marilyn

    “Dese cuenta, lector, que era solo una chica anónima de 19 años, no Marilyn Monroe”, dice Andre de Dienes en los textos que escribió tras conocer, fotografiar y amar al símbolo sexual por excelencia de la historia del cine cuando todavía era castaña y provenía, cauta y vulnerable, de una atormentada infancia.

    Las memorias del fotógrafo, que describe su primer encuentro con ella como “un milagro”, son el tierno e inquietante testimonio de cómo una chica sencilla y llena de carencias afectivas se fue contaminando del espíritu voraz de Hollywood.

    Cómo esa joven que le recordaba a su antigua aya Krisztina, fue desarrollando tanto poderío en el control de su físico como desorden en su ámbito emocional. Norma Jeane, de candidez insobornable, estaba a punto de ser eclipsada por Marilyn Monroe.

    Los textos permanecieron ocultos hasta la muerte de De Dienes y, cuando los fans de Monroe arrasaron en casa del fotógrafo en 1988, hallaron sus reflexiones íntimas sobre esa chica con la que quiso casarse y a la que colocó en la parrilla de salida para la leyenda.
    “No es mi intención alardear aquí como si fuera el que descubrió a Marilyn Monroe, el que le hizo ser quién era. Nadie puede atribuirse haber empezado la carrera de Marilyn Monroe”, dice De Dienes en el libro.

    En versión borrador, escritos a máquina pero con notas escritas a mano, los textos están acompañados por muchas de las fotos que De Dienes realizó, primero desde la profesión y luego desde el amor.

    Una radiante Norma Jean

    Frente a esa imagen que siempre se ha mostrado de caprichosa, voluble y autocompasiva, De Dienes muestra a una mujer radiante, luminosa en su fragilidad y empatía, con la que se recorrió California, desde sus playas a los desiertos de Death Valley, en busca de varios lugares donde sacar sus mejores imágenes. Y también, a la que acompañó un día a ver a la madre que marcó la tragedia de su vida.

    “Ni siquiera se me ocurrió mendigar fotos de las dos en aquella habitación triste, oscura y pequeña. Era solo un hombre joven y enamorado. Quería estar con Norma Jeane y quería que fuera feliz. Pero ahora me arrepiento de no haber capturado ese momento con mi cámara. Esa tristeza patética que presencié en aquella habitación de hotel”, aseguraba De Dienes.

    Pero un verano de 1946, Norma Jeane le dijo a De Dienes: “Adivina qué. ¡Tengo nuevo nombre”. “Con un lápiz, despacio, con curidad, escribió su nuevo nombre en una hoja de papel. MARILYN MONROE, y enfatizó las dos M iniciales como si estuviera haciendo caligrafía”, escribe el fotógrafo como punto de inflexión, y recuerda con cierta amargura: “Hacía un año que en Portland (Oregón), le había dicho que las grandes ‘emes’ que tenía en cada palma de la mano significiaban ‘marry me’ (cásate conmigo)”.

    Marilyn Monroe, cuatro años después, comenzó a despuntar en Hollywood y, poco a poco, accedió a papeles antológicos como el de Sugar Kane en “Some Like It Hot” o la Lorelei Lee de “Gentelmen Prefer Blondes”. EFE/ Mateo Sancho Cardiel

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