- febrero 21, 2022
La modelo canadiense ha concedido una entrevista a la revista People donde relata su experiencia tras someterse a un tratamiento estético.
Estrella en los ochenta y noventa, la historia de Linda Evangelista (56) está ligada a un momento especialmente próspero para la industria de la moda. Junto a otros grandes nombres como Naomi Campbell, Cindy Crawford, Carla Bruni, Helena Christensen, Christy Turlington, Elle Macpherson o Claudia Schiffer supo sacar partida a su naturalidad y confianza sobre las pasarelas para convertirse en un icono.
Sin embargo, no corren buenos tiempos para la canadiense. A finales de septiembre de 2021, Evangelista, revelaba el motivo por el que llevaba años alejada de los focos: un tratamiento estético le había dejado “brutalmente desfigurada” y había imposibilitado que ejerciera su profesión con normalidad.
Según compartía Evangelista con sus seguidores, se había sometido a un tratamiento de lipoescultura, denominado CoolSculpting por su marca comercial, basado en la criolipólisis, que reduce la grasa aplicando frío. Evidentemente, el resultado no fue el esperado ya que ofreció justo el resultado contrario al deseado.
“Aumentó, que no disminuyó, mis células de grasa y me deformó de forma permanente, incluso después de pasar por dos cirugías correctoras muy dolorosas sin éxito. Me han dejado, como ‘irreconocible’. Además, he desarrollado hiperplasia adiposa paradójica o PAH, un riesgo del que no me advirtieron antes de someterme al tratamiento “, lamentó en su momento la modelo, cuya experiencia ha tenido consecuencias más allá de las físicas.
“Me ha hecho caer en un ciclo de profunda depresión, una profunda tristeza y en las más bajas profundidades del autodesprecio. En el proceso, me he convertido en una ermitaña”, confesaba Evangelista, que meses después de contar su problema en sus perfiles sociales ha decidido dar un paso más allá y mostrarse también en la revista People, donde relata su calvario y la intención de salir adelante.
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“¿Por qué sentimos la necesidad de hacerle eso a nuestros cuerpos?. Siempre supe que envejecería, pero jamás pensé que acabaría viéndome así. Ahora no me miro al espejo porque no me reconozco físicamente, pero tampoco me reconozco como persona”, asegura en la publicación.
“Amaba subirme a una pasarela. Ahora me da miedo cruzarme con algún conocido. Pero no puedo vivir así nunca más, escondiéndome y con vergüenza. No podía seguir viviendo en este dolor durante más tiempo. Estoy decidida a hablar”, zanja la modelo, que ha iniciado también una batalla legal contra Zeltiq, la marca comercial de CoolSculpting, a la que reclama 50 millones de dólares en daños.
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