- agosto 30, 2021
Y ¿por qué no podés huir de ella? Tener en cuenta cómo nuestros actos afectan a los demás, y expresar siempre cómo nos sentimos, es esencial para relaciones afectivas sanas.
La responsabilidad afectiva podemos definirla como la consciencia de que lo que decimos y hacemos tiene un impacto en los demás.
Eso implica hacerse cargo de los propios sentimientos, de la manera de expresarlos y tener presente que los vínculos que establecemos con otras personas implican un cuidado mutuo.
En síntesis, responsabilidad afectiva es:
– Hablar sobre nuestros sentimientos y expectativas sobre la relación.
– Tener una buena comunicación. Especialmente cuando vamos a hablar de lo que nos molesta.
– Poner límites de mutuo acuerdo con la intención de respetarse.
– Entender que nuestras acciones tienen consecuencias en el otro.
La idea de la responsabilidad afectiva, entonces, es poder cuidar al otro, todo lo que sea posible, no con el objetivo de evitar siempre el sufrimiento, sino de evitar un sufrimiento innecesario.
Fuente: Bienestar.