Mucha gente compra ropa para la vida que sueña pero no para la vida que vive, y un guardarropa que funcione antes que nada tiene que tener dentro ropas que amamos de verdad, con muchas cosas lindas, pero esas cosas tienen que acompañar la vida que tenemos.
Tener mucha ropa no necesariamente significa ropas adecuadas para nuestra vida, y en mi trabajo como asesora de imagen, visitando guardarropas con personas diferentes unas de otras principalmente en estilo de vida, fui descubriendo que tener una identidad visual con contenido no significa vestir lo que vemos en las vidrieras para sentirnos bien todo el tiempo, que tampoco es garantía de bienestar salir a la calle vistiendo lo que todas visten porque está de moda, y que ni aún teniendo las ropas más fantásticas del mundo sirven, si las compramos y no sabemos cómo usarlas.
Una de las quejas que más escucho a muchas decir es que: a pesar de tener un guardarropa lleno de piezas increíbles, y muchas de ellas con etiqueta, cada mañana vestirse es un gran problema, y terminan saliendo de casa usando siempre las mismas prendas. Lo más paradójico de todo esto es, cuanto más compran, menos opciones encuentran.
Algunas preguntas para construir un guardarropa que funcione de verdad pueden ser:
¿Cuál es la vida que llevamos?
¿Dónde pasamos la mayor parte del tiempo?
¿Cuál es el código de vestir de nuestro trabajo?
¿Cuáles son nuestras actividades del fin de semana?
Esto no quiere decir que necesitemos solamente ropas negras, y zapatos bajos, o que el fin de semana con los niños no sea posible tener un poquito de glamour, tampoco va enfocado a que si salimos todas las noches nuestro guardarropa esté lleno de zapatos altísimos. El desafío está en lograr un guardarropa que funcione con nuestra personalidad, nuestras actividades, (donde pasamos mayor parte del tiempo es donde se requiere mayor inversión), nuestros gustos personales sin dejar de lado lo que nos enciende la mirada, pero sí manteniendo el foco en la versatilidad, en la practicidad, y no en el desperdicio y en acumular lo que no construye un mundo más humano, un guardarropa más práctico y más feliz.