- marzo 21, 2013
Como muchas otras mamás de mi generación, tengo miedo que cuando sean grandes mis hijos, se golpeen y sufran en la vida ¿Por qué? porque tienen todo servido en bandeja, casi no tienen frustraciones y están creciendo en la época del ‘’lo quiero ahora y lo quiero ya”.
Siempre me encuentro envuelta en conversaciones en las que se critica arduamente a los hijos de poderosos empresarios de nuestra sociedad, se los tilda de vagos y fracasados. Sin embargo, hace un tiempo tuve la oportunidad de trabajar con el que quizás sea uno de los más representativos de estos chicos. Todo le fue dado, todo y mucho más; la mejor educación, los mejores viajes, los caprichos más caros fueron concedidos. Pero como siempre, en todo hay una excepción que confirma la regla. Como no puedo llamarlo por su nombre real lo voy a llamar excepción.
Excepción no hace más que aportar y apostar a nuestro medio cultural, económico y social. Es emprendedor y perseverante. ¿Qué le habrá puesto la mamá en la sopa a este nene? Habrá comido muchas verduras y no tanto Mac Donalds. Sea cual fuere la receta, si bien todos sabemos que ésta no existe, esperemos que nuestros hijos salgan aunque sea con un cuarto de la garra y las ganas que tiene Excepción. A pesar de poder ir a las Islas Mauricios a hacerse abanicar, genera negocios que dan trabajo a muchísima gente. Es importante destacar a este tipo de jóvenes, tal vez decorándolo en las conversaciones cuando la crítica es la protagonista. O mejor aún decirle a nuestros hijos, míralo a Excepción. Se puede.