El aumento en el número de personas que padecen obesidad y diabetes amenaza el descenso de muertes por enfermedades cardiovasculares, que en los últimos 50 años han caído un 60 %, indicó hoy la OCDE.
El retroceso, según el informe difundido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), no impide que ese tipo de enfermedades sean todavía la causa principal de mortalidad en los 34 países del organismo.
Pero la tendencia a la baja se ha encontrado con un incremento en la tasa de obesidad y diabetes, lo que a su vez expone a los afectados a un mayor riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.
En la OCDE, según sus datos, hay unos 85 millones de diabéticos, y para 2030 se espera un alza del 27 %, hasta los 108 millones, mientras que la obesidad afecta en la actualidad a una de cada cinco personas.
Las probabilidades de morir de un ataque al corazón, no obstante, varían de forma significativa: de menos de 200 por cada 100.000 personas en Japón, Francia, Corea del Sur o Israel, a más de 500 en los países de Europa central y oriental, entre ellos Hungría, Estonia o la República Checa.
En España, según el organismo, la mortalidad por causas cardiovasculares ha descendido en las últimas décadas más rápido que la media de la OCDE, y se situó en 2012 en 204 por cada 100.000 habitantes, y la tasa de diabetes, del 6,5 %, es igualmente menor, en este caso por cuatro décimas.
Ese país se comporta peor que la media si se compara la tasa de fumadores, del 23,9 % en adultos y del 21,7 % en jóvenes, frente a porcentajes respectivos del 20,9 % y del 19,5 % en la OCDE, o la de sobrepeso, del 36,1 %, 1,5 puntos más que en el conjunto de la organización.
La OCDE destaca además que la calidad de los cuidados para las enfermedades es buena en España, pese a que los recursos, con 54 cardiólogos y 37 neurólogos por cada millón de habitantes, es inferior a la media.
El organismo recomendó a sus países miembros promover estilos de vida más saludables, garantizar que los cuidados básicos son accesibles para todo el mundo, establecer un marco nacional para mejorar la calidad de los cuidados y asegurarse de que las reformas atañen a todos los aspectos del sistema de salud. EFE