- diciembre 28, 2014
«Ya entiendo por qué es una de las Maravillas del Mundo», dice un niño boquiabierto ante la Garganta del Diablo, el principal salto de agua de las Cataratas de Iguazú, tras la reapertura esta semana del circuito que permite asomarse a este espectáculo natural desde el lado argentino.
La histórica crecida del río Iguazú el pasado junio, la mayor de la que se tiene registro, provocó que el 80 % de las pasarelas desmontables del circuito fuesen arrastradas corriente abajo y privó a los visitantes del parque de su mirador más popular durante los seis meses que fueron necesarios para reacondicionar el paseo.
«Estar hoy acá nos lleva a recordar todos los esfuerzos que se realizaron desde Parques Nacionales y desde el sector privado para poder llegar a fin de año con los visitantes de todo el mundo disfrutando de este lugar único», sostuvo el titular de la Administración de Parques Nacionales de Argentina (APN), Carlos Corvalán, en el acto formal de reapertura, el pasado lunes.
Corvalán destacó el «trabajo de riesgo» realizado por los cerca de 80 profesionales que inspeccionaron los pilones de hormigón que sostienen a las pasarelas, recuperaron los tramos llevados por el agua y volvieron a fijarlos a lo largo de los 1.100 metros de itinerario sobre el río Iguazú que desemboca en la Garganta del Diablo, el mayor de los 275 saltos del parque.
«Ha sido una suerte que volviesen a inaugurarlo justo ahora y poder verlo», afirma la turista española Ana García en el mirador frente al que el río se precipita en 80 metros de caída libre.
«(Las cataratas) son increíbles, hasta dan vértigo. Me quedé hipnotizada intentando seguir la caída del agua y a los pájaros que parecen atravesar las cascadas», agregó tras sacarse una «selfi» con su amiga.
Los vencejos de cascada, las aves más emblemáticas de las más de 400 especies censadas en el parque, sobrevuelan en bandadas las cortinas de agua y anidan en los paredones rocosos detrás de ellas, para proteger a sus huevos y pichones de depredadores.
«Nadie puede defender lo que no conoce», subrayó Corvalán sobre la importancia de impulsar políticas públicas que atraigan a turistas argentinos hacia los parques nacionales y otras áreas protegidas.
Pese al fuerte aumento del turismo extranjero en Iguazú, que este año roza el 48 %, los argentinos aún son mayoría entre los más de 1,2 millones de visitantes anuales de la joya natural más admirada del país.
«El cierre (de la Garganta del Diablo) no redujo las visitas, pero acortó la estancia promedio», dijo a los medios el responsable del Parque Nacional Iguazú, Sergio Bikauskas.
El pasado junio, las copiosas lluvias en la cuenca del río Iguazú y la ruptura parcial de una presa en construcción en Brasil elevaron en cuestión de horas el caudal del agua hasta los 46.000 metros cúbicos por segundo (m3/s), cuando habitualmente es de 1.500 m3/s.
Reparar los daños causados por esta inundación sin precedentes requirió una inversión de 20 millones de pesos (2,3 millones de dólares), indicó el titular de la APN, quien agregó que en el próximo mes culminarán las obras del 10 % del circuito que todavía permanece cerrado al público.
Representantes argentinos y brasileños dialogan desde hace tiempo para la creación de un parque binacional que simplifique el acceso a esta área protegida limítrofe entre ambos países.
Las cataratas forman parte del Parque Nacional Iguazú, un área preservada de 67.720 hectáreas en la provincia noroccidental argentina de Misiones.
En 2011 fueron elegidas como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo. EFE