- noviembre 14, 2014
Paz Vega estrena este viernes dos películas en las salas españolas, “La ignorancia de la sangre”, de Manuel Gómez Pereira, y “Matar al mensajero”, del estadounidense Michael Cuesta; en ambas, la actriz mantiene su esencia, una belleza interior que traspasa la pantalla.
”Mi idea de la belleza es que tienes que estar sano, pero no como una obsesión ni nada de eso, sino por sentirte bien, por sentirte ágil, y más siendo actriz: a veces haces películas de acción y tienes que estar ahí”, dice la intérprete (Sevilla, 1976) en una entrevista con Efe Estilo.
Aparte de sus clases de pilates, que la mantienen en forma y la ayudan a colocar el cuerpo, desvela que su truco de belleza es…, ninguno. “Es que truco no hay; si acaso, tener un poco de cuidado con el estilismo, y nada más”, aunque reconoce que le gustaría ir más al gimnasio.
“Y bueno, los niños”, se ríe esta mujer de 38 años con casi medio centenar de trabajos cinematográficos y televisivos a sus espaldas, entre los que destacan “Lucía y el sexo” (2001), de Julio Médem; “El otro lado de la cama” (2002), de Emilio Martínez Lázaro, o series como “Compañeros” o “7 vidas”.
También confiesa que, si siempre luce un aspecto impecable es por su maquilladora, Beatriz Matallana. “Nada que ver a cuando me levanté”, bromea.
Casada con un venezolano, Vega es madre de tres niños de 4, 5 y 7 que “le quitan mucha energía, pero también me la dan, ¿eh?”, dice con un guiño.
Reconoce que lo suyo es la familia, “mi marido y mis hijos son mi ‘hobby’, son mi todo. Mi parte de exposición al público es por trabajo. En mi vida soy muy familiar, muy reservada y mucho más tímida de lo que la gente se puede imaginar. Hacer promoción, por ejemplo, me produce mucho nerviosismo”.
Y explica que puede hacer un personaje que se desnude, “no me importa por eso, porque es un personaje, pero ser yo, hablar de mí, mostrarme, me da mucho reparo”.
En esta foto luce un vestido del sevillano Antonio García, acompañado por unos finísimos “stilettos” de Louboutin.
“Siempre que puedo, apoyo la moda española. Allí, donde vivo (en EE.UU.), a veces es complicado, porque son muchos kilómetros y mandar un vestido tan lejos conlleva problemas, y los diseñadores saben de qué hablo: las aduanas y demás, pero siempre que vengo a España me gusta llevar moda española”, señala.