Agatha Ruiz de la Prada: «Pretender ser elegante es un poco absurdo»

  • No tiene complejos al declarar la guerra al negro por ser la «dictadura» de los que buscan la elegancia y le molesta la gente que «pretende» tener estilo. La diseñadora Agatha Ruiz de la Prada describe así su filosofía en Nueva York, donde aseguró que para ella la vida es siempre «color».

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    «Me jode la gente que quiere ser elegante. Tu puedes ser elegante o no, pero pretender serlo es un poco absurdo», afirma De la Prada en una entrevista con Efe, donde subrayó la que ha sido una de sus máximas durante sus más de 30 años de carrera en moda: la importancia de vestir con colores vivos como clave de la felicidad.

    «La moda es una terapia que se está uniendo mucho a la gastronomía. Si tu comes bien y vistes bien, ya eres feliz», sentenció la creadora y empresaria, que tiene su propia tienda en Manhattan y que hoy charlará junto a la coreógrafa Blanca Li en el Instituto de Moda y Tecnología sobre la interacción entre moda y danza.

    Este modo de vivir la vida «en color», aseguró, tiene mucho que ver con la herencia recibida por su abuela, que era una persona «muy alegre y súper feliz», al contrario que su madre, «una niña mimada que siempre fue desgraciada».

    «Creo que tu tienes que ser optimista, con el mismo precio puedes ser feliz o desgraciado», consideró.

    De la Prada, además, tiene su universo particular y no se deja influir por las pasarelas, ya que para ella lo más importante al crear es evocar «estilo propio».

    «Yo tengo una tendencia, Y a veces las tendencias se acercan y otras se alejan, pero yo misma soy una tendencia», aseveró la modista, que siempre luce sus propios diseños, concebidos para mujeres «modernas y atrevidas».

    En este sentido, De la Prada cargó contra los otros diseñadores que no visten cada día las piezas que ellos mismos crean, ya que no concibe «cómo siendo diseñadora se puede ir vestida con un vaquero y una camiseta blanca o de negro».

    «¿Es que no se creen lo que hacen? Yo sí me creo lo que hago. Siempre voy vestida de Agatha Ruiz de la Prada», dijo.

    En estos días en Nueva York también ha desfilado en una gala benéfica, pero insistió en que su mercado internacional favorito es ahora América Latina, que ha sido un «regalo», porque más de la mitad de su producción se vende ahí.

    Su hija Cósima, fruto de su relación con el periodista Pedro J. Ramírez, le ayuda en la empresa desde hace un año, algo que aplaude porque es su «mejor imagen»: «Estoy muy contenta de que sea tan valiente porque se atreve a poner lo que ni yo me atrevo», señaló.

    Sin embargo, su producción más exitosa no ha sido su particular moda textil, sino que resultó tras centrar su estructura empresarial en el diseño de objetos, donde ha cosechado sus más numerosas ventas.

    Y, cuando parece que ya no le queda nada más por diseñar, De la Prada vuelve a sorprender al señalar que uno de los objetos que le haría ilusión crear serían molinos eólicos, porque «desde siempre» tiene una «obsesión total» con el medio ambiente.

    ¿Y después de tantos años y una propia realidad, qué? De la Prada afirma que intenta no tener que hacer autocrítica, porque aunque se «arrepiente de cosas», prefiere no meterse en problemas, ya que para ella «la ética personal es muy importante».

    Después de visitar Nueva York, De la Prada viajará a Nigeria, a Tulum (México) y a Murcia (España), lugares en los que tiene previsto realizar sus próximos desfiles tras haber triunfado en la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid. EFE

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