El abuso sexual no solo se produce dentro del entorno próximo al niño. Prevenir en todas las situaciones, es el pilar fundamental.
«Para reducir estos problemas es muy importante tener en cuenta algunos factores clave», dice la web Salud hoy de Paraguay.com.
– Prevención: enseñá a los niños a respetarse, a que sepa decir «no», y a contar las cosas que les ocurren.
– Trabajar en terapia con los que han sufrido abusos: una de las secuelas que ocurren en estos casos es que el 20 por ciento de los niños se convierten, más adelante, en abusadores, algo que se puede evitar si un especialista trabaja con ellos.
– Intervención de los progenitores y educadores: son los indicados a detectar los pequeños síntomas que emiten los menores cuando están sufriendo abusos.
La prevención se debe trabajar en casa y en los centros educativos. Es recomendable, que los colegios busquen profesionales que les asesoren en esta materia. Padres y educadores deben conocer las herramientas necesarias para detectar los síntomas o los indicios de un abuso sexual.
Una buena comunicación con los hijos, basada en la confianza y siempre adecuada a la edad, es fundamental. Se debe escuchar a los pequeños. De esta forma, si alguien intenta algún tipo de abuso, ellos se lo contarán desde el primer momento a los padres.
Tratar temas como:
– El cuerpo. Explicale a los niños que las personas tienen unas partes íntimas que nadie debe tocar, excepto si es un médico o alguien que les está bañando y que jamás deben aceptar una situación similar.
– Sexualidad. No lo descalifiques, ni lo insultes cuando se toque alguna de sus partes, o pregunte por alguna zona íntima. De lo contrario, considerarán que es un tema «tabú» y si les ocurre algo respecto a este tema no lo contarán, porque se sentirán sucios, o culpables.
– Abusos y afectos. Ponele ejemplos y hablá de forma clara con ellos de este tema. Es muy importante insistirles en que cuando un secreto les incomode es fundamental que lo cuenten. Que sepan que puede haber secretos buenos y malos.
-Padres, profesores y familiares deben potenciar el autoestima, la asertividad y la capacidad de buscar soluciones y pedir ayuda. Los adultos deben ayudarles a entender que existen límites que nadie debe nunca traspasar.