El francés esculpió diseños, utilizó tela de rejilla, terciopelo y crin y coloreó en blanco seda, burdeos, negros profundos y rojos lacados, enriquecidos de acuarelas en tonos descoloridos.
La mujer Stéphane Rolland es la representación emblemática de la parisina ideal, erótica y libre. Japón se encuentra en el centro de atención, los tiempos de Osaka se encuentran con la capital francesa, la caligrafía se lee en el cuerpo, los tatuajes samurais se bordan sobre la tela de rejilla y los abanicos suspendidos mantienen el misterio.
“He jugado con la ergonomía y los materiales”, explicó a Efe Rolland, cuya inspiración en Japón, en la ropa deportiva y en la luz se reflejó en las formas que recortaron el cuerpo, las pinceladas sobre el tejido, los bordados y las cadenas metálicas.
El terciopelo y la rejilla cubrieron y descubrieron la piel, mientras las plumas de colores se engarzaron en la espalda, los volantes revolotearon en los bajos de los vestidos, y las “ramas” de tejido surgieron del escote palabra de honor.
Las esculturales siluetas yacieron sobre maniquíes, a los que el público se acercó antes de asistir a la proyección del cortometraje que las mostraba bajo el hilo conductor de una historia de amor.
Como un artístico anuncio de alta costura, protagonizado por la top española Nieves Álvarez y el actor francés Jalil Lespert, este proyecto retrató a una mujer en París vestida de su marca.
“Tenía ganas de expresarme de forma diferente. No soy sólo un diseñador de moda, sino un creador”, defendió el modisto, al que la top española considera un maestro de la moda que confecciona trajes “arquitectónicos” y “muy especiales”.
Ulyana Sereenko, nacida en el actual Kazajistán pero criada en San Petesburgo, desfiló en el “off” con una colección con la que recordó el turbulento primer cuarto del siglo XX de una Rusia que abrazó el comunismo tras rebelarse contra los zares.
En el Palacio de Tokio, la escultura de un enorme cisne blanco presidió el espectáculo, que mostró largos abrigos y ajustados corsés, fluidas sedas y rigurosas faldas de tablas, vestidos con encaje y bordados, ostentosas pieles y pantalones anchos de cintura alta. EFE