De moda sensorial a pasarelas de museo

  • La moda sensorial de la firma francesa On aura tout vu cambia las pasarelas por el museo con una exposición en la Ciudad Internacional del encaje y la moda de Calais dedicada a su alta costura, en la que los tejidos tradicionales se alían con materiales innovadores para «despertar emociones».

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    Las imaginativas creaciones del dúo formado por los diseñadores búlgaros afincados en París, Livia Stoianova y Yassen Samouilov, se podrán contemplar en esta ciudad del noroeste francés desde el 14 de junio hasta el 31 de diciembre.

    La exhibición es un viaje a través de los sentidos, con vestidos que evocan cada uno de ellos, y no un recorrido cronológico, relata a Efe la comisaria Lydia Kamitsis.

    «Es una manera de integrar a un público más amplio, que se podría sentir excluido con otras presentaciones más elitistas o conceptuales», cuenta esta historiadora de arte, que destaca que las emociones son un lenguaje universal.

    En total, hay más de 60 piezas, procedentes de las colecciones de On aura tout vu desde 2002, el año en el que la marca -lanzada en 1998- empezó a diseñar ropa, además de los accesorios que ya creaba.

    «No queremos hacer solo ropa bonita, sino generar sensaciones, contar una historia, para que detrás de cada vestido haya un mensaje», explica a Efe uno de los dos artífices de la firma, Yassen Samouilov.

    La otra mitad de este dúo artístico, Livia Stoianova, insiste en esa idea: «a veces nos dicen que somos creadores de sueños, lo que es un gran piropo, pero es verdad que nos gusta que la gente que nos viene a ver sienta algo».

    «A veces les gustará, otras no. En ocasiones les molestará, pero siempre les provoca una emoción», concluye la diseñadora, cuyas creaciones se dirigen a «clientas de todas las edades y de todo el mundo, pero que buscan sentirse únicas».

    La exhibición se inicia con el sentido de la vista, simbolizado de un modo evidente con el vestido «Narcisse», del que emanan numerosos espejos, y que se acompaña con la ironía de una frase del francés Jean Cocteau: «Los espejos harían bien en reflexionar un poco antes de reflejar imágenes».

    En otros casos, la relación de la ropa con los sentidos es más sutil: por ejemplo, una capa que refleja los fuegos artificiales con bordados en cristal.

    El oído se recrea con modelos como un vestido corto de encaje blanco y plumas de oca que en la zona de los hombros emula un nido con huevos recubiertos de cristal Swarovski incluidos.

    La casa de alta perfumería francesa Caron ha colaborado con el proyecto y creado aromas inspirados en algunos de los trajes: una fragancia marítima acompaña a una prenda que recrea las escamas de los peces, mientras que el olor a quemado da más intensidad a un vestido dominado por bordados rojos.

    El gusto está presente con mucha claridad, ya que este sentido inspiró su desfile de otoño-invierno de 2007, a través de estampados con motivos culinarios o un vestido con cientos de tenedores incrustados.

    Los juegos de texturas, con un abanico que va desde el encaje, la seda y las pieles hasta el más atípico plástico Plexiglas, estimulan el tacto y dan fe de la filosofía de una marca que se define como «no racista con los materiales», según Stoianova.

    Además de los cinco tradicionales, la exposición incluye el sexto sentido, «el de la imaginación, la creación y la intuición», que se traduce en prendas que exploran los límites de la percepción, por ejemplo con juegos ópticos, explica la comisaria.

    Y, del mismo modo que los desfiles de alta costura terminan con un vestido de novia, la exhibición recrea esta apoteosis final con un espacio titulado «sensaciones sublimes» que refleja «todo el saber artístico» de On aura tout vu, según Kamitsis.

    Son vestidos blancos, cortos y largos, que constituyen una síntesis de las expresiones plásticas de esta firma extravagante y original que, tras doce años diseñando alta costura, logra entrar en un museo. EFE

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