La historia oculta del ‘Happy Birthday, Mr. President’ de Marilyn

  • La maquilladora y confidente de la actriz contó por primera vez la increíble trastienda del «regalo» que le hizo a John F. Kennedy en un teatro de Nueva York.

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    Marilyn Monroe estaba maravillada con el presidente Kennedy y era capaz de cualquier cosa por estar con él. Por eso, cuando la invitaron a una celebración especial para el popular mandatario por su cumpleaños, no dudó en estar ahí.

    La cita fue el 19 de mayo de 1962 en el Madison Square Garden de Nueva York. Unas 15.000 personas participaron del evento.

    El verdadero objetivo de Marilyn era estar a solas con quien era su amante. Al menos eso es lo que relató Marie Irvine, que fue durante muchos años maquilladora y confidente del máximo ícono sexual del siglo XX, y que tras 52 años de silencio decidió contar todo en una entrevista con Daphne Barak. El diálogo completo será emitido por televisión en algunas semanas.

    Irvine recordó su emoción al recibir el llamado de Marilyn para pedirle que la maquillara para la gran noche del Presidente. Acordó ir a su casa la mañana del 19.

    Entonces desconocía lo que había tenido que hacer la estrella para viajar a Nueva York ese día. En ese tiempo, estaba filmando la película “Something’s Got to Give” para 20th Century Fox, que no la autorizó a suspender el rodaje. Ella decidió ir igual, aún a riesgo de ser suspendida, y días después lo fue, aunque la productora tuvo que recontratarla por la presión del coprotagonista, Dean Martin.

    Irvine contó que nunca había visto tan preocupada a la actriz, que tomó la performance de esa noche como la más importante de su vida. Sentía que con una actuación conmovedora podía terminar de conquistar a Kennedy.

    El romance había comenzado tres meses antes, cuando coincidieron en una cena privada, organizada por la hermana del presidente y su esposo, el actor británico Peter Lawford. Al día siguiente, él la llamó y la invitó a un viaje al que iba a ir sin su esposa, Jacqueline.

    Pero a pesar de los encuentros amorosos que se sucedieron, el mandatario le aclaró que ella nunca podría ser una verdadera primera dama. Marilyn sintió eso como un rechazo. Entonces se presentó la posibilidad de terminar de conquistarlo en la gala en honor por su cumpleaños.

    «Estuvo todo el día practicando en su pequeño piano y cantando con su coach, ‘Feliz cumpleaños, señor Presidente’. Se tomó un tiempo cuando Nicky la peinó y cuando yo la maquillé, pero luego siguió practicando. Quería ser perfecta. Escuché tantas veces la canción ese día», dijo Irvine.

    Tan grande era su deseo de ver personalmente a su enamorado y tan insegura era ella en su intimidad, que compró cinco entradas de mil dólares cada una. Así se garantizaba entrar al ágape íntimo posterior al show.

    No fue una noche fácil. Varios minutos después de que Marilyn saliera para el teatro, la maquilladora se dio cuenta de que no tenía los aros que especialmente había elegido.

    «Tomé un taxi y fui deprisa hacia el Madison Square Garden. Sólo Dios sabe cómo hice para convencer a los guardias de que me dejen entrar, pero lo logré. Cuando entré a su camerino ella se dio vuelta, me vio, y me dijo: ‘Sabía que vendrías’. Fue la última vez que la vi. Murió algunas semanas después».

    Marilyn Monroe fue hallada sin vida en su apartamento de Los Ángeles el 5 de agosto de 1962. Había muerto de una sobredosis de somníferos, lo que hizo pensar a muchos que se trató de un suicidio.

    «Es imposible», respondió Irvine a esa hipótesis. «Pudo haber estado confundida, desorientada. Quizá se olvidó de cuántas pastillas había tomado».

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