El miércoles 10 de abril va a quedar registrado en mi mente como el día en el que la desidia, la burocracia y la politiquería se llevaron la ilusión de la niña y de las personas de buen corazón que realmente quisimos salvar a Anita.
La pequeña estaba resistiendo con toda su fuerza de voluntad y muchísimas ganas, pero su corazón estaba cada vez más débil. Y lo sabíamos. Por eso, nos activamos como sociedad civil y comandados por el querido Oscar empezamos a juntar dinero para comprar el corazón artificial que ayudaría a Anita a aguantar unos días más hasta que apareciera el tan ansiado donante.
Ahí nomás, a fines de marzo, surgió el milagro de que los parlamentarios habían aprobado 6 mil millones de guaraníes para comprar más corazones artificiales. Lo confieso, festejé la noticia como una novata, olvidándome de que todo eso estaba ocurriendo en plena etapa electoral. Claro, la aprobación quedo allí, en mera expresión de deseo, jamás salió el decreto y mucho menos la plata para adquirir de manera urgente los aparatos.
Me mintieron de nuevo. Y lo que más me dolió, fue que en esos mismos días, el Gobierno desembolsó más de 40 mil millones de guaraníes en un feroz negociado de tierras que involucra a los mismos políticos de siempre. Y sí, de donde iban a sacar la plata para los corazones artificiales si todo lo usaron con el único objetivo de ganar las elecciones y seguir estafándonos. Cambiaron vida por votos. Así de sencillo.
Por supuesto que la cuestión de fondo es la falta de una cultura de donación de órganos. La ignorancia, la desinformación. Entendamos que donar es prolongar la vida, es un enorme acto de amor. ¿Para qué queremos llevarnos nuestros cuerpos? ¿Acaso no es más importante el alma, lo que hicimos en vida? Yo soy donante desde hace 6 años y te invito a que también te sumes acudiendo al INAT. (021+286337)
No hay que bajar los brazos. Dos niños y 7 adultos están esperando un corazón y por ellos debemos seguir luchando. Crear conciencia sobre la necesidad de donar. Pero mientras insisto con esto, jamás voy a olvidar que el Estado pudo salvar a Anita. Y no lo hizo. Y ella nos demostró cuán grande fue, donando sus corneas al partir. QEPD princesa.