- octubre 13, 2013
La cantante gasta 100 mil dólares al año en sábanas, ya que no tolera dormir en camas sin asegurarse antes de que estén libres de gérmenes.
La estrella de la música no es ajena a la tarea de generar titulares por las numerosas extravagancias que pueblan su todavía corta trayectoria musical, pero hasta ahora se desconocía que Lady Gaga sufría una llamativa obsesión por la higiene de las sábanas y edredones que utiliza para disfrutar de un sueño reparador.
Tan extrema es su necesidad de contar con ropa de cama a estrenar o recién lavada cuando se ve obligada a viajar por todo el mundo, que la diva del pop no duda en desembolsar una buena suma de dinero para poder irse a la cama llena de tranquilidad y con unas sábanas impolutas.
«Gaga siempre se lleva sus propias sábanas, almohadas y mantas cada vez que se aloja en un hotel o cuando se ve obligada a dormir fuera de casa. Ha llegado a un punto en el que solo puede conciliar el sueño cuando está tumbada en sus sábanas de la lujosa marca Pratesi, que tienen unos bordados especiales de color rosa que hacen que su precio sea desorbitado. Aunque se lleva varios juegos de cama, después de cada noche le pide a una de sus asistentes que se encargue ella misma de lavarlas en seco, porque necesita que estén perfectas cada noche», reveló a la revista heat una fuente cercana a la exigente intérprete.
Los gastos en la cuenta corriente de Lady Gaga se disparan hasta los 100 000 dólares en relación a la ropa de cama que requiere para sus desplazamientos, un gran desembolso que también se explica por la intensa fobia que siente hacia unos gérmenes de los que -a diferencia de su actitud cuando lució un vestido de carne cruda en 2010- no soporta que campen a sus anchas en la inmensidad de su colchón.
«Gaga tiene un grave problema de verminofobia [terror a los gérmenes] que la lleva a invertir todo lo que sea necesario para impedir que los microbios la rodeen mientras está descansando. No confía en otras sábanas que no sean las suyas propias ni en ninguna persona ajena a su equipo que se atreva a limpiarlas», explicó la misma fuente.
Otro ejemplo de lo selectiva que puede llegar a ser Lady Gaga en su vida cotidiana tuvo lugar en 2009 durante una visita a Londres, cuando llamó a un taxi desde la habitación del hotel Blakes para que se dirigiera al restaurante del hotel Metropolitan donde había almorzado previamente. El objetivo de tal viaje consistía en recoger la exclusiva taza de té que había olvidado en la mesa y que, según sus allegados, era el único recipiente en el que puede tomar sus infusiones.
«El trayecto del taxi le costó más de 40 dólares, pero a ella no le importaba el dinero. Lo único que quería era recuperar su preciada taza de té hecha con la mejor de las cerámicas y que había olvidado en la mesa tras almorzar», desvelaba un miembro de su séquito al portal Celebuzz.