A pesar de lucir un look impecable, una vez más llamó la atención el semblante serio y melancólico de la princesa.
La princesa Charlène de Mónaco ya se encuentra completamente recuperada tras su contagio de coronavirus que el pasado 4 de junio anunció la Casa Real monegasca. Entonces explicaron que mostraba “algunos síntomas” y que aunque su estado de salud no era preocupante, debía permanecer en “periodo de aislamiento unos días”.
Ese periodo ha finalizado y el pasado viernes por la noche reapareció cuando acompañó a su marido, el príncipe Alberto de Mónaco, a la inauguración del Festival de Televisión de Montecarlo, que este mes de junio celebra su 61ª edición y que supone una de las citas internacionales más importantes de cuantas se celebran en el principado; sobre todo este año, que trae consigo el reestreno en los photocalls, publica el portal Vanitatis.
Qué mejor que la presencia de la realeza para ofrecer aún más proyección. Charlène deslumbró con un vestido verde esmeralda, de corte heleno y falda con bajo asimétrico rematado por un volante perteneciente a la firma Lanvin y cuyo precio es de 3.000 euros. Para los complementos optó por dos brazaletes de oro y diamantes a juego con unos pendientes en cascada, así como por unas sandalias doradas de tacón y una cartera de mano.