La ONU presentó el Año Internacional de las Legumbres, que se desarrollará a lo largo de 2016, en un intento de concienciar sobre la importancia nutricional de alimentos como los fríjoles, las lentejas o los garbanzos, y de sus beneficios para la salud.
En un acto en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), su director general, José Graziano da Silva, subrayó que las legumbres han sido parte de la dieta humana durante siglos, pero no se las ha reconocido lo suficiente.
Estos productos son ricos en proteínas, micronutrientes, aminoácidos y vitaminas, al tiempo que son bajos en grasas y ayudan a controlar el colesterol y gestionar enfermedades crónicas como la diabetes, las cardiopatías coronarias o el cáncer.
Da Silva sostuvo que las propiedades fijadoras de nitrógeno de las legumbres pueden mejorar la fertilidad del suelo, reducir la dependencia de los fertilizantes y contribuir a su vez a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Además, son un grupo muy variado genéticamente con potencial para adaptarse al cambio climático al permitir a los agricultores seleccionar nuevas variedades y ajustar su producción a la variación del clima, según la FAO, que añadió que su uso en la rotación de cultivos también reduce la erosión y ayuda a combatir plagas y enfermedades.
Aydin Adnan, representante de Turquía ante las agencias de la ONU en Roma, señaló que las legumbres pueden contribuir a la seguridad alimentaria de las comunidades pobres, siendo una fuente de ingresos para los pequeños agricultores, mientras que su consumo ofrece una alternativa asequible al de las proteínas de origen animal.
Alrededor de 62 millones de toneladas de legumbres se producen en el mundo, de los cuales once millones se comercializan a nivel internacional, según datos de las Naciones Unidas.
Estos alimentos alcanzan precios que son el doble o el triple que los de los cereales, pueden sacar a los agricultores de la pobreza rural y su procesamiento crea nuevas oportunidades económicas, especialmente para las mujeres.
Se trata de cultivos que forman parte de la dieta básica en numerosas regiones del mundo y son ingredientes de muchos platos tradicionales como el falafel o las judías cocidas.
La posibilidad de llevar dietas equilibradas a un precio muy bajo fue un aspecto de las legumbres que destacó el director general del Centro Internacional de Investigación Agrícola en las Zonas Secas (ICARDA), Mahmud Solh, que llamó a prestar más atención a esos productos.
«El monocultivo de cereales ha estado subsidiado a costa de las legumbres», afirmó el experto, que detalló que la producción de estas últimas es deficitaria en el sur de Asia, Oriente Medio, el norte de África y Latinoamérica.
El nuevo año internacional -el de 2015 estuvo dedicado a los suelos- busca promover la producción y el comercio de legumbres, así como fomentar usos nuevos y más innovadores en la cadena alimentaria. EFE