Son una minoría pero están ahí: las personas muy delgadas que desean engordar. Tienen una herencia genética que les permite metabolizar casi todo lo que comen y por eso no acumulan grasa. Sin embargo, algunos no están a gusto con su cuerpo y se esfuerzan por ganar algunos kilos. La clave está en aumentar la ingesta de aceite de oliva.
Susana Monereo, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, explica que las personas de constitución muy delgada “aunque tengan peso bajo, su estado nutricional es correcto y su salud es buena, otra cosa es que estéticamente se vean demasiado flacos”.
Lo que les ocurre es que “tienen un metabolismo perfecto. Son capaces de metabolizar prácticamente todo lo que comen, no tienen reservas para almacenar porque su gasto metabólico es alto”, apunta la endocrina.
Sin embargo, aunque la mayoría de las personas muy delgadas comen de todo y hacen una vida normal, “ a veces nos encontramos con personas que comen poco o que son muy nerviosas y gastan mucha energía, son personas muy activas”.
Félix Ruiloba, nutricionista licenciado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la Universidad Complutense de Madrid, señala que aquellas personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) menor a 18,5 (el límite entre normopeso e infrapeso según esta fórmula que relaciona talla y peso) suelen “comer poco y ser muy activos”.
Advierte que, por debajo del 18,5 del IMC, se empiezan a presentar los problemas. “En las chicas puede faltar la menstruación y ésta se hace irregular. Eso quiere decir que el cuerpo no está bien, aunque un análisis de sangre les salga perfectamente. Pero si afecta a parámetros como éste hay una señal de alarma” ya que a largo plazo pueden sufrir enfermedades, entre ellas, la osteoporosis.
Engordar, más difícil que adelgazar
Tanto Susana Monereo como Félix Ruiloba son tajantes en afirmar que es mucho más difícil hacer engordar a una persona delgada, que hacer perder kilos a otra con sobrepeso.
“Casi diría que es imposible en personas con delgadez constitucional. Por eso la recomendación es que se acepten como son y que se relajen para llevar una vida más tranquila, que reposen después de comer, que duerman bien…a veces solo con eso se mejora mucho”, indica la endocrina del hospital Gregorio Marañón.
Félix Ruiloba comenta que casi nadie es consciente de “lo que cuesta hacer una dieta y lo que cuesta engordar. Es un logro que a la semana o cada 15 días suban medio kilo de peso, cuando perderlo es mucho más fácil. También es difícil mantener lo engordado. Requiere una disciplina en la alimentación constante que si la rompen en seguida baja el peso, sobre todo si son activos y nerviosos”.
Dieta para ganar unos kilos
La dieta para engordar debe seguir los parámetros de un menú lo más cercano posible al equilibrio en hidratos de carbono, proteínas y grasas, aunque estas últimas se incrementan con un aporte “extra pero saludable” de aceite de oliva, manifiesta la doctora Monereo, quien también aconseja tomar frutos secos e hidratos de carbono complejos (pasta, arroz, legumbres…).
“No es cuestión de aumentar el volumen de las raciones. Hay personas que si comen mucho, como el gasto metabólico es muy alto, también gastan mucho. Deben comer ingredientes que aportan muchas calorías en poco volumen y que sean saludables, como el aceite de oliva y los frutos secos”, explica la endocrina.
Félix Ruiloba, quien dirige un centro de nutrición en Sarón (Cantabria), a unos 20 kilómetros de Santander, tiene un programa precisamente dirigido a las personas que quieren engordar. “Nosotros intentamos por medio del aceite aumentar las calorías, es la formula más saludable”, apunta.
No son dietas que abusen de los azúcares, ni de los hidratos de carbono. “Por supuesto que aumentan las calorías si comemos todos los días bollos industriales, pero no es sano, ya que además del peso también subiríamos el colesterol, los triglicéridos…”
En su centro de nutrición trabajan con recetas de los platos que se incluyen en cada tipo de dieta. “En esas recetas tenemos un mínimo de aceite y si es para engordar hay que añadir un extra, así nos aseguramos de las calorías que queremos. La fórmula es indicar la medida exacta de aceite crudo en cucharadas”.
El método de Ruiloba pasa por aumentar las calorías pero sin aumentar el volumen de comida “para que no llegue estragado a la siguiente y ya no coma porque no tiene hambre. También les damos un cuestionario donde indicar si ha podido con todo o ha tenido que dejar comida”.
Aumentar la musculatura
Hay personas muy delgadas que quieren reforzar su musculatura para sentirse más fuertes y mejor estéticamente. “En estos casos se aumentan las calorías a través de los hidratos de carbono, no de las grasas”, además del ejercicio, apunta Ruiloba.
Este nutricionista se declara contrario a las dietas ricas en alimentos protéicos para estos casos. “El aumento de las proteínas es un mito en el deporte, incluso para aumentar la masa muscular. Por encima de 2 gramos de proteínas por kilo de peso, no vale de nada. Si comemos de más, o bien esas calorías de las proteínas sirven para quemar energía, o bien si no las quemamos, se pueden transformar en grasa”.
Sin embargo, apunta, “en algunos casos, conviene meter algún suplemento protéico porque en el deporte hay un efecto llamado ventana metabólica que ocurre en la hora posterior al ejercicio. Si en ese periodo metemos proteínas e hidratos de carbono, el cuerpo los va a asimilar mucho más rápido y puede estar bien empleado un suplemento de proteínas, sobre todo el suero hidrolizado de leche porque se absorbe muy rápido”.
Recuperar peso tras la enfermedad
La delgadez como consecuencia de una enfermedad como la anorexia, el cáncer, patologías digestivas…es otra cosa. Cada caso requiere un estudio nutricional para que recuperen el peso perdido con una dieta ajustada.
“En el caso de la anorexia, que dejan de comer de forma voluntaria, los trata también el psiquiatra para quitarles la angustia, la ansiedad, la depresión y hacerles entender que la comida no es un veneno”, señala Susana Monereo.
La experiencia del gabinete de Félix Ruiloba también pasa por la ayuda complementaria del psicólogo. “En el caso de personas con anorexia, lo primero es negociar y pactar para diseñar una dieta lo más personalizada posible. Nuestro requisito es que realmente quieran engordar porque si no estamos perdiendo el tiempo. Hay que tener en cuenta que estas personas mienten mucho y es diferente lo que le dicen al psicólogo que al nutricionista”.
Para las personas con cáncer sometidas a tratamientos de quimioterapia y radioterapia, y según dónde se encuentre el tumor, es conveniente diseñar una dieta que les resulte apetitosa y que, con poco volumen, tenga una densidad calórica alta, una dieta concentrada”.
En general, para las enfermedades crónicas y para los ancianos, se suelen complementar las dietas con suplementos nutricionales con composiciones diferentes según las patologías.EFE