Quizás en más de una oportunidad le hayas dado los huesos del asado a tu mascota, o de alguna comida que hiciste en el día. A los perros les encanta es verdad, pero ésto podría estar afectándolos en su salud.
Los huesos cocidos son una debilidad para los perros, pero éstos podrían generarles heridas considerables en todo su aparato digestivo y que pueden llegar a ser leves o graves.
Recordá que la cocción de los huesos los vuelve muy blandos o demasiado laminado; si nuestro perro acostumbra a comer huesos, lo recomendable es que sean crudos.
Motivos para que nuestra mascota no consuma huesos cocidos:
-Dientes rotos o las encías rotas: aunque ciertamente no amenaza la vida del animal, un diente roto puede generar heridas o un mal momento para el can, y además puede necesitar tratamientos dentales que son muy caros.
-El hueso puede quedar atorado en o alrededor de la mandíbula inferior del perro: debido a la forma de la boca del animal, los huesos pueden quedarse fácilmente atorados dentro y alrededor de la mandíbula inferior. Según de la manera que el hueso se ha atorado, puede que tengamos que recurrir al veterinario para la eliminación y/o tratamiento necesario.
-La boca y la lengua pueden resultar heridas: de nuevo, no necesariamente mortal, pero puede ser una situación muy dolorosa para nuestra mascota y un costo extra para nosotros si la zona lastimada se infecta.
-Los pedazos del hueso pueden alojarse en el esófago de nuestra mascota: notaremos enseguida si esto pasa ya que el perro comenzará hacer arcadas en un esfuerzo de llevar el hueso hacia arriba. Si luego de varios intentos de nuestro perro no puede evacuar el hueso, debemos urgente acudir al veterinario.
-El hueso puede alojarse en la tráquea del perro: esto sucede si el perro respira un pedazo de hueso, ya sea mientras lo come y rompiendo el hueso, o intentado de regurgitar un hueso tragado. Esta es una emergencia médica y nuestro perro necesitara atención veterinaria inmediatamente antes de que la respiración se vea comprometida.
-Los huesos se quedan atorados en el estomago del animal: seguramente muchos piensan que una vez que se lo trago no hay más problemas, pero lamentablemente este no es el caso. Los canes tienen la capacidad de tragar objetos muchos más grandes de lo que realmente pueden digerir, y cuando lo hacen el hueso puede ser muy grande para trasladarse desde el estomago a los intestinos. Si esto sucede, nuestra mascota necesitará cuidados veterinarios, y, probablemente, la cirugía o la endoscopia, para sacar el hueso de ahí.