Un puente colgante que atraviesa la sala de un lado a otro, rascadores, rincones donde descansar y muchos juguetes; todo está a disposición de Magno, Cherry, Nene y los hermanos Sal y Pimienta, los primeros felinos que esperan a los clientes de «La Gatería», el primer «cat café» de Latinoamérica.
Este concepto, nacido en Asia y desarrollado posteriormente en Europa y Estados Unidos, invita a los visitantes a tomar un café o un té en compañía de gatos, provenientes de refugios y que buscan un hogar donde vivir.
«La idea es que los gatos enamoren a la gente» y acaben llevándoselos, afirma Esther Garcilita, la dueña de este establecimiento, que esta sábado abre sus puertas al público.
El anfitrión es Romeo, el «gato de la casa», quien mejor conoce los pasadizos de la cafetería; el nombre con el que se dirigen a él cariñosamente, Romi, hace referencia a la Roma, colonia donde está asentado el «cat café».
Al contrario de lo que se podría pensar, los clientes no pueden acudir con sus propios gatos al recinto, ya que es un espacio exclusivamente destinado a los que están en adopción, provenientes además del mismo refugio para que no haya «problemas de territorialidad» entre ellos.
Cada tres meses aproximadamente, explica la propietaria, llegará un nuevo grupo de gatos de diferentes lugares de acogida, dándoles de esta forma una «nueva ventana» para encontrar una casa.
Muchas veces los refugios se llenan de felinos adultos, porque un gato no es adoptado cuando es pequeño, «es muy probable que pase el resto de su vida» en la institución, dice Garcilita bajo la atenta mirada de Pimienta, quien permanece en uno de los estantes a sus espaldas para seguir la entrevista.
De cara a la inauguración, los gatos ya se sienten «seguros» y a gusto con la gente y la buscan porque «quieren cariño», a pesar de que haya alguno más tímido que tiende a esconderse debajo de uno de los sofás.
Los juguetes gatunos están a disposición de los visitantes para que puedan interactuar con los felinos, «animales muy relajantes», ya sea al acariciarlos, verlos o escuchar su ronroneo, motivo por el cual surgió la llamada «ronroterapia», recuerda la dueña del establecimiento.
En el menú -de comida vegetariana y bebidas-, la estrella es la infusión de té verde preparada con catnip, una hierba cuyo aroma recuerda a la menta y que sirve como estimulante para los gatos, aunque en los humanos no tiene ningún efecto semejante.
Con catnip también se elaboran algunos de los productos disponibles en la boutique del lugar, la que originalmente fue el germen de «La Gatería» y que cuenta con artilugios para cubrir todas las necesidades de los felinos, incluyendo objetos curiosos como pequeñas corbatas.
Aquellos clientes preocupados por la higiene pueden estar tranquilos, porque el espacio de preparación de los alimentos está «perfectamente separado» del área en el que se mueven los gatos y en el café hay una persona cuya actividad está destinada a mantener el espacio y los gatos limpios y cuidados, asegura Garcilita.
Al no tener tantas necesidades como un perro, «los gatos son la mascota ideal para la vida urbana», sentencia la propietaria, «cat lover» declarada y quien cuenta ella misma con cuatro de estos animales en su hogar.
La explosión de vídeos de gatitos en Internet logró que estos animales vivieran un «auge como mascotas» y se descubriera «lo divertidos y chistosos que son», pero aún persisten «muchos prejuicios» y mitos sobre estas criaturas, que el «cat café» quiere romper.
«La gente que tiene esas ideas en torno a los gatos debería darles una oportunidad; venir aquí y ver cómo interactúan con los humanos, creo que te cambia la percepción», defiende Garcilita. EFE