- abril 28, 2015
La tasa de mujeres con empleo pasó del 40 % en 1990 al 54 % en 2013 en América Latina y el Caribe, pero más de la mitad tienen trabajos informales y la brecha salarial frente a los hombres es del 19 %, según un informe de la ONU.
«No hay igualdad de género en ningún país, pero en materia económica es donde la mujer presenta un peor desempeño para mejorar su situación», dijo en una entrevista con Efe Luiza Carvalho, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.
El informe «El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2015-2016. Transformar las economías para realizar los derechos» reveló que 59 % de los empleos de las mujeres en la región son informales y que el trabajo doméstico remunerado, generalmente mal pagado, representa el 17 % del empleo femenino en la región.
A nivel general, América Latina y el Caribe tienen una diferencia de salarios entre el hombre y la mujer del 19 %, una cifra inferior al 24 % a nivel global.
Sin embargo, «es un dato compacto que analiza todo el empleo formal, si se segmenta el mercado laboral, las diferencias son más grandes», apuntó Carvalho, quien puso como ejemplo Brasil.
En el país sudamericano hay una diferencia de salarios promedio, marcada por el género y la raza, de más del 300 % entre el hombre blanco y la mujer negra, recordó.
Esto se traslada hasta los altos cargos, pues no hay ningún país de la región donde los ministros de Finanzas sean mujeres, añadió la representante de la ONU Mujeres, que remarcó positivamente las políticas de equidad establecidas en países como Chile.
La incidencia de las mujeres en los trabajos formales repercute directamente sobre sus pensiones, pues mientras sólo un 30 % de ellas percibe una remuneración tras su retiro, 7 de cada 10 hombres son pensionados, señaló Carvalho.
En una América Latina que «está envejeciendo» es positivo que se creen pensiones no contributivas en países de Bolivia, Brasil o Uruguay, dijo.
El trabajo doméstico no remunerado es otro de los puntos donde poner mayor esfuerzos, pues en todos los países de la región las mujeres dedican entre el doble y hasta cinco veces más tiempo en las tareas del hogar, según el documento.
Es un «trabajo invisible» que, en el caso mexicano, representa el 20 % del producto interno bruto (PIB) frente al 16 % de la industria manufacturera, detalló Carvalho, quien a su vez aplaudió las iniciativas de guardería impulsadas por esta nación.
De acuerdo con el informe, el 44 % de las encuestadas pertenecientes a los países más pobres se encargaban de sus hijos menores de seis años.
En este contexto, ONU Mujeres aboga por un decálogo de prioridades de intervención pública como la reducción de la brecha salarial, la creación de más empleos para mujeres, el fortalecimiento de los ingresos o el diseño de nuevas políticas, entre otros.
«Políticas sociales y macroeconómicas han de ir de la mano», remarcó Carvalho, quien destacó la necesidad de un salario mínimo más alto que otorgue poder adquisitivo a las féminas, que generalmente están entre los que cobran estas retribuciones más bajas.
Luiza Carvalho puso énfasis, sobre todo, en la macroeconomía, un concepto olvidado cuando se trata de relacionar a las mujeres con su situación laboral.
«La macroeconomía influencia cualquier exponente e influye en los países para políticas de inversión o fiscales, que repercuten directamente en la mujer», sentenció.
En este sentido, criticó especialmente las políticas de inversión financieras para mujeres, «muy abocadas a la microfinanciación», lo que genera pequeñas empresas «muy inestables» y con poco recorrido.
Carvalho consideró que el estudio ayudará, con datos empíricos, a exponer esta realidad desigual y las mujeres, a través de un esfuerzo de movimientos sociales, lograrán con sus propios recursos este cambio que ya ocurre, pero a paso lento. EFE