Una muestra en el museo Victoria & Albert de Londres resucita el transgresor legado de McQueen.
La creatividad explosiva de Alexander McQueen (1969-2010) regresa a su Londres natal con una impresionante exposición en el museo Victoria & Albert que revela los aspectos más oscuros, sorprendentes y geniales de su obra.
“Alexander McQueen: Belleza salvaje”, que se presentó hoy a la prensa, traza la evolución del modisto desde sus inicios como sastre en Savile Row hasta su última colección, “Plato’s Atlantis”, que fue completada tras su muerte por Sarah Burton, actual directora creativa de la marca.
Inspirada en la muestra homónima del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, la exposición londinense añade 66 trajes y accesorios -en total más de 240 piezas- y una nueva sección que exhibe sus primeras creaciones en Londres.
Nacido y criado en el este de Londres, McQueen, que murió en un aparente suicidio el 11 de febrero de 2010, a los 40 años, decía que tomaba su inspiración de las calles de su ciudad, un estilo atrevido y ecléctico que encumbró a la alta costura al combinar su habilidad para el corte con una imaginación desbordante.
“Belleza salvaje”, dividida en diez salas, empieza con “London”, donde se muestran sus primeros diseños, piezas semitransparentes y ya impactantes pertenecientes, entre otras, a las colecciones “The Birds” (1995) y “The Hunger” (1996).
Su subversión de la sastrería tradicional ocupa la segunda sala, donde pantalones de escandaloso corte bajo y americanas entalladas con grandes solapas desiguales muestran su inconfundible patrón de la figura femenina, una constante en toda su obra.
“Tienes que conocer las reglas para romperlas. Para eso estoy aquí, para demoler las reglas y mantener la tradición”, decía el artista, cuyas colecciones eran en esencia autobiográficas.
El lado oscuro de McQueen, que se autodefinía como un “romántico esquizofrénico”, surge con fuerza en “Romantic Gothic”, un conjunto de trajes negros de inspiración victoriana adornados con plumas y accesorios de cuero y correas.
Siempre fascinado por la naturaleza y el mundo animal, otra sala ambientada como una cueva adornada con huesos muestra vestidos de inspiración tribal y elaborados con cuernos, piel y cabello de animales.
“Romantic Nationalism” es una oda a sus raíces escocesas, donde el típico estampado escocés de cuadros cobra un papel dominante en vestidos majestuosos de gran caída.
Uno de los apartados más espectaculares de la exposición, que promete ser un éxito de público como lo fue la de Nueva York, es el titulado “The Cabinet of Curiosities”, una amplia estancia amueblada de arriba a abajo con altas estanterías que reúne sus más exquisitas y extrañas creaciones, como sombreros de mariposas o corsés como columnas vertebrales.
En el siguiente punto del recorrido se reproduce el gran final de su colección “The Widows of Culloden” de 2006, en el que aparece la modelo Kate Moss proyectada en tres dimensiones utilizando una fantasmagórica técnica del siglo XIX.
Los quimonos en sedas con curiosos estampados pueblan la sala dedicada a su afición por el exotismo, especialmente por la cultura japonesa, mientras que la penúltima estancia explora el naturalismo de algunas de sus creaciones, elaboradas con flores, plumas de faisán o cuernos de ciervo.
“Plato’s Atlantis”, su colección futurista e inspirada en reptiles que completó Burton, prueba lo que afirma su fiel colega, que Alexander McQueen “creía en la creatividad y la innovación y su talento era ilimitado”.
“Belleza Salvaje’ es una celebración del diseñador más imaginativo y con más talento de nuestra época. Lee (su primer nombre) era un genio y un verdadero visionario que empujaba las fronteras, retaba e inspiraba”, declara Burton.
No es una casualidad que la mayor retrospectiva de su obra en Europa, abierta al público del 14 de marzo al 2 de agosto, se haga en el Victoria & Albert, uno de los museos favoritos del influyente creador, que tras brillar en Givenchy de 1996 a 2001 fundó Alexander McQueen, su propia e irrepetible marca. EFE