La diseñadora Sara Navarro vuelve a perfumar su colección “Haute Chaussure” con cereza y azahar, esencias que convierten sus creaciones en los “únicos zapatos perfumados del mundo”, y trae una propuesta de salones, sandalias o plataformas orientadas al mercado internacional más exclusivo.
Sara Navarro, perteneciente a la tercera generación de una familia de artesanos de calzado de Elda (Alicante), ha estudiado durante dos años las hormas para conseguir unos zapatos tan vertiginosos como estables, donde cada cristal, cadena o motivo “se ha engarzado artesanalmente“, explica la diseñadora a Efe Estilo.
El olor del lujo
El sutil perfume que desprenden los diseños, además, es intrínseco a la estructura de los zapatos, es decir, que su rastro no se extingue nunca, como tampoco lo han hecho los valores de una firma que tuvo su origen en un humilde artesano de la posguerra que trabajaba 20 horas al día para vender sus zapatos en pueblos aledaños; “a veces, mi abuelo los cambiaba por comida”, recuerda.
En una España más avanzada, el padre de Sara Navarro, “un lince”, le define su hija, elaboró la imagen de marca y se convirtió en el emprendedor de la familia. En los 80, Navarro tomó las riendas de una marca que empezó a poner sus ojos en el exterior, hasta llegar hoy a países donde el mercado del lujo se encuentra en un momento muy boyante, como Arabia Saudí o China.
Mirar fuera
De hecho, “Haute Chaussure”, su última colección, que incluye modelos icónicos de la firma, zapatos joya o una línea para novias, posee esa vocación internacional que ha llevado a una de las empresas de Sara Navarro, SarahWorld, a exportar el 80 % de su producción, aunque también dispone de puntos de venta importantes en España como Ibiza, Marbella o Mallorca, además de la venta “on line”.
El secreto, en los zapatos de Sara Navarro, está en unas hormas exclusivas que “se han sometido a más de diez pruebas de calce y estabilidad”, afirma la diseñadora, quien ha presentado hoy “Haute Chaussure” en Madrid ante una audiencia sorprendida por unos zapatos de cuento inspirados en el sueño de aquella niña de Elda que le pedía a su abuelo “unos auténticos zapatos de princesa”.
Valores heredados
Con 5 o 6 meses, Sara Navarro ya observaba desde su moisés “el mimo, la dedicación y el cariño” con la que trabaja su abuelo en el taller, y hoy, muchos años después, aún conserva en su día a día la misma entrega que da lugar a unos diseños elaborados pacientemente uno por uno para garantizar “la perfección de cada detalle”, dice.
Su objetivo es el mercado de lujo más exclusivo -el precio medio de sus diseños ronda los 1.000 euros-, pero lo que realmente da sentido a su marca son las pequeñas historias que se esconden detrás de cada par de zapatos.
Como la de aquel señor que movió cielo y tierra para hacer feliz a su esposa, a la que alguien robó los zapatos que había lucido el día de su boda, firmados por Sara Navarro.
El marido llamó a la diseñadora y le encargó unos iguales para aliviar “la pena” que había sentido su mujer con esta pérdida; su Cenicienta, de carne y hueso, recuperó la sonrisa al volver a calzarse esos zapatos de Sara Navarro sacados como de un sueño. EFE