Regar las plantes en cualquier época del año tiene sus reglas. Es preferible hacerlo en las primeras horas de la mañana para evitar que las flores se marchiten.
Para que las plantas del hogar se mantengan saludables, el riego es uno de los factores principales. Es importante tener en cuenta si son de exterior o de interior.
Para detectar si le falta de agua o está en exceso, mira con frecuencia el aspecto de las hojas, de las flores y de la planta en general. En verano se debe estar más pendiente.
Es recomendable conocer la cantidad exacta de agua que éstas requieren, así como el momento y el lugar más adecuado para realizar esta vital labor, publica la web Facilisimo.
– Periodicidad del riego: cada ejemplar necesita una mayor o menor cantidad de agua, por lo que conviene informarse en el lugar de compra para saber cada cuántos días se debe realizar esta tarea y cuánta cantidad se debe suministrar.
No es conveniente regar las plantas de manera automática cada cierto tiempo, sino que antes de hacerlo, es conveniente revisar el estado de la tierra y comprobar si ésta se encuentra más o menos húmeda.
En caso de que conserve un pequeño grado de humedad, no se debe excederse en el riego.
Lo óptimo es suministrar el agua necesaria y no volver a hacerlo hasta que la tierra esté seca, si haces de un modo frecuente y en pequeñas cantidades es perjudicial.
– ¿Cuándo regar?: el mejor momento del día para regar es la mañana, con el fin de que cuenten con el resto del día para absorberla. Si el riego se realiza durante la noche, es posible que la planta se encuentre demasiado tiempo con exceso de humedad debido a la falta de movimiento.
Asimismo, si se encuentra en un lugar muy caluroso del hogar, es mejor vigilar que las hojas se encuentren húmedas durante la mañana. Sin embargo, cuando se pulverice por la noche, no es adecuado dejar el agua sobre el follaje mucho tiempo, ya que puede dar lugar a hongos.
– El método más adecuado: las plantas que se encuentran en macetas se pueden regar de dos formas distintas. La primera de ellas consiste en suministrar el agua sobre la superficie de la tierra, mientras que la segunda es colocar la maceta sobre un plato que contenga agua.
La mejor forma es vertir agua por la superficie de la maceta, en forma de lluvia.
El agua que la planta no necesite quedará en el plato colocado bajo la maceta. Es conveniente retirar estos restos antes de que haya transcurrido una hora del regado, ya que en ese periodo el ejemplar habrá podido absorber el agua que haya necesitado.
Se debe tener en cuenta la importancia de pulverizar las hojas, para refrescarla. Durante el invierno esta tarea debería ser prácticamente diaria, para evitar el daño que la calefacción puede hacer a las plantas y para regar con menor frecuencia.
Utilizá agua a temperatura ambiente procedente de la canilla, aunque conviene dejarla reposar durante un día para que se evapore el cloro que pueda contener.