Prendas deportivas y plexiglás en pasarela de París

  • La Semana de la Moda de París dejó este miércoles que la pasarela se colmara de ropa de inspiración deportiva y que la elegancia corriera a cargo del plexiglás, como atestiguaron las colecciones de primavera-verano de Alexis Mabille y Guy Laroche.

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    «Se trataba de darle la vuelta al armario con el desenfado y comodidad de las prendas de esta colección», explicó a Efe Mabille en un «backstage» instalado en los salones del palacete Salomón de Rothschild, donde tuvo lugar el desfile.

    El batín de boxeo en satén, elegantes pantalones cortos de atletismo y capuchas de sudadera abandonaron el cuadrilátero y la pista para subirse a una pasarela en la que brillaron con una nueva vida.

    El diseñador francés quiso capturar el momento en que una mujer sale de la playa y se pone un vestido sin importarle, aparentemente, cómo quede, de ahí los botones sin abrochar y los drapeados.

    Las joyas en plexiglás fueron un argumento más con el que defender la espontaneidad de esta colección de prêt-à-porter, en la que también se dio cita la estética militar mediante cadenas de esferas metálicas y de rejillas, que Mabille propuso sobre biquinis de lentejuelas.

    Si esta casa se ciñó a los azules noche y celeste, el gris perla, el arena y el negro, Guy Laroche amplió la paleta hasta llegar a un amarillo limón que recordó los orígenes suecos de Marcel Marongiu, director artístico de la firma francesa.

    «Hay más color que de costumbre», reconoció Marongiu entre las bambalinas del Grand Palais, donde presentó una temporada estival que había imaginado «estricta pero alegre», inspirada en Claire McCardell, una de las diseñadoras pioneras del «sportswear» de lujo.

    El modisto quiso mantener los cortes decididos de la casa e incorporar aires frescos, basados no sólo en la inclusión del burdeos, el beis y diferentes tonalidades de azul, sino también en los bordados a mano en plexiglás.

    La unión de diferentes piezas de plástico en varios colores y formas fue para el modisto «como jugar con Lego» y el efecto fue muy bien recibido por el público, que aplaudió unas prendas que, en algunos casos, estaban completamente recubiertas de placas de resina que reflejaban la luz.

    Laroche se apoyó en la forma triangular de la parte superior del biquini para construir unos vestidos con escotes en «V» y finísimos tirantes, de cuero o de seda, en una colección en la que predominaron las prendas con bloques cromáticos.

    Los petos largos parece que han llegado para quedarse puesto que estuvieron presentes no sólo en el desfile de Guy Laroche -en azul marino, ajustados y elegantes-, sino también en el del francés Damir Doma.

    Esta firma parisina presentó modelos de tiro bajo y tirantes que se ensanchan en los hombros, en una pasarela que trabajó las camisetas de baloncesto y los cuellos en pico.

    El desfile en el Palacio de Tokio comenzó con el ruido de las olas, que encontraron su eco en los estampados de ondas de algunas prendas.

    El rigor del vaquero, las líneas rectas y los colores austeros contrastaron con las llamaradas en naranja flúor y los bordados puntuales, asimétricos y resplandecientes de irregulares piezas negras.

    Fuera del calendario oficial, se presentó la línea de prêt-à-porter de «Sonia by Sonia Rykiel», diseñada para un público más joven que al que se dirige habitualmente la octogenaria diseñadora francesa.

    En medio de un decorado de andamios y escaleras metálicas, circularon las modelos con «looks» urbanos y deportivos, entre los que no faltaron las mallas negras y la camiseta de baloncesto convertida en vestido de lentejuelas.

    El rosa chicle y el verde hierba fueron los hilos conductores de su primavera-verano, en la que los pantalones cortos dejaron sobresalir el forro de los bolsillos y el bajo de la blusa. EFE

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