- mayo 2, 2014
El azúcar goza de muy mala fama al ser considerado un alimento hipercalórico y prohibido en la mayoría de las dietas adelgazantes. Consultar las etiquetas de información nutricional de los productos al hacer la compra previene el sobrepeso, pero más previene hacer ejercicios físicos.
Obsesionarse con la ingesta calórica diaria recomendada que corresponden a unas 2.000 calorías no es suficiente para prevenir la enfermedad, según una publicación de Muy Interesante que desmitifica la mala fama del azúcar como principal aportador para la acumulación de grasas demás en el cuerpo.
Según un nuevo estudio, todo depende del peso y de cuán activo es una físicamente. Además, insistir en la diferencia entre las grasas (sobre todo las saturadas y las trans) y los azúcares, puesto que estos segundos son la mitad de calóricos y no tan nocivos para la salud.
En este sentido, un nuevo estudio ha desmontado los mitos en torno al azúcar, afirmando que su consumo moderado es altamente saludable y que no puede ser el “cabeza de turco” de la epidemia de obesidad y diabetes que padecemos hoy en día. El trabajo, coordinado por la doctoras Carmen Gómez Candela y Samara Palma, ambas de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz, se ha recogido en el “Libro Blanco del Azúcar”, una publicación que ya está disponible en formato electrónico.
El azúcar goza de muy mala fama al ser considerado un alimento hipercalórico y prohibido en la mayoría de las dietas adelgazantes. La doctora Gómez Candela, sin embargo, afirma que el azúcar se comporta como cualquier otro carbohidrato aportando cuatro calorías por gramo y que no existe evidencia científica que asocie su consumo con el desarrollo de la obesidad. A su juicio, lo que realmente se relaciona con la obesidad es un balance energético positivo, es decir, con una ingesta energética superior a los requerimientos del organismo, lo que es relativamente frecuente por la falta de ejercicio físico. En definitiva, el azúcar no es en modo alguno el causante exclusivo del exceso calórico.
Según los autores del trabajo, culpar a este alimento de la acumulación de grasa en el cuerpo y suprimirlo por completo de la dieta al tiempo que mantenemos el sedentarismo y otras malas prácticas solo servirá para agravar nuestra salud.