- abril 27, 2014
El gran tenor catalán Josep Carreras, inmenso de talento y maestría, ha protagonizado un regreso triunfal a la ópera escenificada, en el estreno mundial de la ópera dramática «El juez (los niños perdidos)», del compositor austríaco Christian Kolonovits.
Carreras ha ofrecido a los aficionados bilbaínos y de otros 15 países del mundo que se han dado cita esta noche en el Teatro Arriaga para ser testigos de su exitoso retorno a los escenarios, una muestra de su fuerza vocal y extraordinario dominio de los registros dramáticos.
Los más de 1.200 espectadores que llenaron el escenario del Teatro Arriaga, que acogió el estreno mundial de esta obra dramática sobre una cuestión de dolorosa actualidad como es el robo de niños durante el franquismo en España, reconocieron, puestos en pie al final de la representación, la entrega y esfuerzo del tenor catalán con un prolongado aplauso y numerosos «bravos» y vítores a su actuación.
Carreras, que llevaba más de ocho años apartado de la representación completa de una ópera, sobrellevó con holgura el peso del protagonismo de la obra de Kolonovits, con libreto de la dramaturga también austríaca Angelika Messner, de dos horas y media de duración.
El tenor catalán, que encarnaba el papel de un juez corroído por la culpa por prestarse a tapar el escándalo de los niños robados, ofreció al público del Arriaga un recital de dominio de los registros dramáticos, acentuando las notas cuando la situación lo requería.
Carreras estuvo bien secundado en los principales papeles del reparto por el bajo «verdiano» Carlo Colombara, y los jóvenes cantantes españoles Jose Luis Sola y Sabina Puertolas y la mezzosprano vasca Ana Ibarra.
Colombara encarnó con solvencia al «malo» de la historia, un jefe del movimiento nacional que pretende tapar por todos los medios el escándalo de niños robados a sus madres en un convento, que intentan revelar una periodista (Sabina Puertolas) y un cantautor (Jose Luis Sola) que perdió a su hermano en dicho convento.
Sola brilló a gran altura en sus intervenciones, al igual que la joven soprano Sabina Puertolas que manejó con soltura y claridad las notas agudas de la escala, aunque con los registros bajos tuvo alguna dificultad.
En el foso, el maestro David Giménez se enfrentó a la partitura de Kolonovits que mezclaba momentos de banda sonora de cine con otros de gran dramatismo e intensidad, al mejor estilo de las óperas clásicas del XIX.
Las voces del Coro Rossini y las de los niños de Kantika Korala, en el papel de un coro de niños de principios del siglo XX que recreaba a los niños robados, pusieron el acompañamiento al elenco de la obra.
La dirección escénica corrió a cargo de Emilio Sagi, director artístico del Teatro Arriaga quien, apoyado en el creativo trabajo de su estrecho colaborador, Daniel Bianco, diseñó una escenografía sobria tendente en todo momento a acentuar el dramatismo del argumento y de la interpretación de los protagonistas.
La valentía del compositor austríaco Christian Kolonovits y de su libretista, Angelika Messner, por trasladar a una ópera uno sucesos que aún causan dolor entre las familias que sufrieron el robo de sus bebes, también fue recompensada por el público que le tributó una gran ovación.
«El juez (Los niños perdidos)», coproducida por el Teatro Arriaga y Kupfer Kultur & Media, se volverá a representar en el escenario bilbaíno los días 29 de abril y 2 de mayo, tras lo cual viajará en agosto a Austria donde se pondrá en escena en el Festival Internacional del Tirol.EFE