- abril 17, 2014
Tañarandy es una compañía rural de San Ignacio, Misiones, a 226 kilómetros al sur de Asunción, sobre la ruta 1, donde el pintor Koki Ruiz viene desarrollando con los pobladores una experiencia de intervención artística desde 1992, que tiene su principal atracción en la considerada como «la mayor y más espectacular celebración de la Semana Santa en Paraguay».
Se debe llegar hasta la plaza central de San Ignacio, donde inicia la calle que un kilómetro después, en dirección norte, se convierte en el camino de tierra que es la calle principal de Tañarandy, escenario de la procesión, guía Andrés Colmán en su informe de Última Hora que reproducimos aquí:
Las atracciones se inician en la noche del jueves santo, con el ensayo general de los cuadros vivientes en el anfiteatro al aire libre del Fundación La Barraca, con acceso libre y gratuito, y en las obras del teatro El Molino, donde se pagan entradas, con funciones especiales en grupos de 20 a 30 personas.
El Viernes Santo, los visitantes acostumbran recorrer desde muy temprano la aldea de Tañarandy y sumarse a los preparativos de la Procesión de las luces, junto a los pobladores, ayudando a elaborar los 15.000 candiles hechos con frutas de apepu, que se distribuyen a lo largo del yvaga rape (camino al cielo) y las 3.000 antorchas de takuara, ubicadas a los costados del camino, los cuales se encienden al caer el sol.
La Última Cena, según Andy Warhol, se representará este año como un homenaje al pop art. | Foto: Andrés Colmán.
Hay puestos de artesanía y precarias cantinas a lo largo del camino, donde los pobladores ofrecen comidas típicas. Pintorescos murales y carteles pintados en estilo naif (ingenuo) convierten a todo el entorno en una gran galería de arte al aire libre.
La pequeña capilla de Tañarandy, con sus coloridos murales, es uno de los puntos más visitados, donde al atardecer se inicia la procesión de la imagen de la Virgen de los Dolores, acompañada por la multitud, a través del largo camino de tres kilómetros, entre los candiles encendidos que parecen una alfombra llameante, en medio del canto quejumbroso de los estacioneros.
La celebración final se realiza en el anfiteatro natural de La Barraca, ya en horas de la noche, donde luego de la ceremonia del descenso de la cruz, se realiza la presentación de los cuadros vivientes y de las nuevas propuestas artísticas.