Esteban Crespo tendrá un Óscar en sus manos o se habrá quedado a las puertas. Fue nominado en una categoría a veces infravalorada, la de los cortometrajes, y encima haber sido el único español de la 86 edición de estos premios.
El Teatro Dolby de Los Ángeles acogerá la gala más importante del cine y a ella acudirá el madrileño Esteban Crespo, uno más de los nominados, y sin duda uno de los más emocionados.
«Yo vine con la intención de hacer todo lo que tuviéramos que hacer para ganar ese Óscar, y quedarnos tranquilos de que hemos hecho todo. Si no ganamos es porque hay otro mejor o porque esto funciona así», explicaba a Efe el director, en lo más alto de una de las torres de Hollywood y rodeado de su equipo.
Crespo está en la meca del cine por «Aquel no era yo», una dura historia, la de los niños soldados en África, cuya carrera comenzó en el Festival de Málaga de 2012, en el que ganó los premios de mejor cortometraje, director y actor (Gustavo Salmerón).
A partir de ese momento todo fueron buenas noticias para un trabajo que también logró el Goya y que, además, ha cumplido otro objetivo: ayudar a las organizaciones no gubernamentales que luchan para denunciar la utilización de niños soldado, el problema en el que se centra la película.
El corto, que dura 24 minutos, narra la experiencia de dos cooperantes españoles -Gustavo Salmerón y Alejandra Lorente- que llegan a un país africano en conflicto, donde se dan de frente con el drama de los niños que son secuestrados por los rebeldes para convertirles en combatientes deshumanizados.
Un terrible problema que Crespo ha querido denunciar con su trabajo. Se calcula que puede haber más de 250.000 en todo el mundo y este trabajo ha servido para que se hable más del tema, que ha llevado incluso a la ONU en Nueva York, donde protagonizó un debate en el que participó la representante especial del secretario general para los Niños y los Conflictos Armados, Leila Zerrougui.
Es precisamente la dureza de su tema lo que ha dividido a la crítica estadounidense, no muy de acuerdo con su tratamiento explícito de la violencia, algo que puede jugar en su contra en las votaciones.
Además, tendrá que ganar a otros cuarto cortos, que han pasado un duro proceso para estar entre los cinco nominados finales.
Son «Avant que de tout perdre», del francés Xavier Legrand y producido por Alexandre Gavras -hijo de Costa Gavras-; «Helium», del danés Anders Walters; «Do I Have To Take Care of Everything?», de la finlandesa Selma Vilhunen, y la británica «The Voorman Problem», dirigida por Mark Gill.
Es esta última la favorita, ya que cuenta con Martin Freeman («The Hobbit») como protagonista, una presencia que puede conseguir por sí sola una buena cantidad de votos.
Pero gane o no gane, la experiencia vivida ya tiene suficiente valor, como reconoció el actor Gustavo Salmerón a Efe.
«Si te lo dan (el Óscar) ya es un sueño, estar nominados es lo importante, es la aventura. El poder estar aquí», apuntó.
Y tanto el protagonista como el realizador coinciden en que siempre les quedarán recuerdos imborrables. Como cuando Cate Blanchett le dio la mano a Crespo en la foto de la comida de los nominados, cuando estuvo de celebración con el guionista de «12 Years a Slave», y cuando se codeó con Bono de U2.
«Esto te ciega, llegas a un sitio donde parece que te quieren, que quieren que hagas una carrera aquí, pero no sé si puede llevar a algo», sentenció Crespo, que tiene claro que pase lo que pase mañana en los Óscar, será una noche de fiesta.
Y si gana, pasará a ser el décimo octavo español que consigue un Óscar de la Academia de Hollywood.
Uniría así su nombre a una lista que incluye a Penélope Cruz -Óscar a la mejor actriz de reparto en 2009 por «Vicky Cristina Barcelona»-; a Javier Bardem -mismo premio en categoría masculina en 2008 por «No country for old men»- o Pedro Almodóvar -que cuenta con dos, por mejor película de habla no inglesa por «Todo sobre mi madre» (2000), y mejor guión por «Hable con ella» (2003)-. EFE