Un halo de misterio oscuro y metalizado envolvió las colecciones de la primera jornada de la Semana de la Moda de París, en la que destacaron el volumen de Corrie Nielsen, los abalorios de Moon Young Hee y los estampados de Dévastée.
El romanticismo resucitó de sus cenizas para adueñarse de mangas abullonadas, pedrería negra, encajes comedidos y amplios vuelos, como quedó patente en varias de las propuestas de prêt-à-porter otoño-invierno presentadas a lo largo del día en la capital francesa.
Corrie Nielsen, diseñadora estadounidense asentada en Londres, ha cruzado el Canal de la Mancha para desfilar por primera vez en el calendario oficial de París, ciudad que ella asocia con «calidad y estilo», como explicó a Efe.
La colección que presentó está inspirada en el Drácula de Francis Ford Coppola, que representa «amor y pérdida»; en la figura de Juana de Arco, que evoca «dolor y sufrimiento», y en la obra del pintor Peter Paul Rubens, por cómo retrató «las emociones humanas».
Estas referencias han dado como resultado una colección de sueños futuristas con reminiscencias históricas, que configuran americanas acolchadas en tonos metalizados, pecheras efusivas e incluso una capa fundida con un vestido.
Tras haber desfilado las últimas seis temporadas en Londres, haber trabajado en la casa Vivienne Westwood y haber sido reconocida por John Galliano con el premio Fashion Fringe en 2010, la diseñadora ha traído a París una extravagancia controlada.
El volumen es una de sus señas de identidad, fruto de ser hija de un escultor. Nielsen defiende «una forma que se sale del cuerpo»: unas caderas con enormes curvas, unos hombros rígidos y circulares o una capa-bomba sobre una inmensa cola con pliegues.
No sólo de historia y amplitud vive la colección de Nielsen, también hay espacio para las siluetas de insecto, como las cinturas de avispa o la simulada rigidez de los trajes construidos.
La diseñadora surcoreana Moon Young Hee confeccionó una colección en la que sus tradicionales drapeados compartieron cartel con el terciopelo y los bordados de pedrería negra.
El fieltro resultó ser la clave del éxito: gracias a su consistencia, los diseños cayeron con determinación, a la vez que alcanzaron una cómoda elegancia.
En contraposición, los materiales delicados y transparentes, como las gasas, despuntaron por doquier para sobreponerse a una gabardina, florecer en los cuellos o asomar por los bajos.
Los pantalones anchos, con vuelta, son la apuesta de la creadora para la nueva temporada de frío, al igual que las zapatillas negras con plataforma plana.
En una jornada sombría, no podía faltar la habitual inspiración fúnebre de Dévastée, firma que en esta ocasión ha llegado a convertir la pasarela en un cementerio, con cruces en el suelo y un panteón negro en el centro.
Las caras sonrientes de las tumbas de sus estampados y el lema que aparece en una parte de arriba, «Un monument pour moi» (Un monumento para mí»), en referencia a un sepulcro, revelan cuál es su relación con el imaginario que rodea la muerte.
Las medias blancas o negras estarán de moda para esta marca francesa, que las combina con zapatillas de lona con trozos de espejo, faldas cortas, minivestidos rectos y cuellos blancos.
El diseñador indonesio Tex Saverio desveló sus combinaciones de negro y dorado en el exclusivo Automobile Club de Francia, lugar de reunión de la élite, mayoritariamente masculina, vinculada a la industria automovilística.
Entre las paredes añejas de madera y libros de la biblioteca de este edificio situado en plena plaza de la Concordia, aparecieron los lunares metálicos, las celosías estampadas y los vestidos de línea A cortados con láser.
Saverio, quien se va abriendo un hueco en la industria después de que Lady Gaga, Kim Kardashian o Jennifer Lawrence vistieran alguno de sus modelos, cerró el espectáculo con una inquietante silueta: la modelo desafió al público con una capa que caía hasta los pies y un tocado de filamentos negros, como antenas de insectos.
En esta primera jornada, el negro ha llevado la voz cantante, junto con los tonos metalizados, el blanco, el beis, el azul marino y el burdeos. EFE