- febrero 10, 2014
Psicología: La felicidad no depende de lo que somos o de lo que tenemos, sino de lo que hacemos para conseguirla. “Te mereces ser feliz, aprende a construir tu felicidad en 12 semanas” nos guía en un recorrido de 80 días que aspira a acercarnos a este objetivo
El concepto de felicidad “está relacionado con la armonía con nosotros mismos y con el entorno que nos rodea”, ambos son factores primordiales para entender esta sensación vital.
La felicidad no depende de lo que tenemos sino de lo que hacemos para conseguirla, todos tenemos conflictos pero “el modo en el que los afrontamos es el que nos va a aportar mayor o menor grado de satisfacción”, explica el periodista y experto en economía y marketing, Antonio Fuster, uno de los dos autores del libro.
“Te mereces ser feliz, aprende a construir tu felicidad en 12 semanas” es un libro divertido y sencillo de entender.
Se fundamenta en las más modernas teorías psicológicas en cuanto a su contenido con el fin de ayudar a mejorar conductas desfavorables de la personalidad y a integrarnos en la sociedad en armonía con nosotros mismos.
Día a día de la semana, de lunes a domingo, se trabajan siete aspectos: Conductas poderosas; Uso del cuerpo; Emociones beneficiosas; Pensamientos adaptativos; Habilidades; Relaciones saludables; y Desarrollo personal.
Pautas primordiales para ser feliz
Las personas actuamos en función de cómo somos, pero también cambiamos en función de cómo actuamos. La conducta está directamente relacionada con nuestra voluntad, “podemos cambiar nuestra vida y nuestra personalidad con actos del día a día” con el fin de alcanzar la felicidad. Isabel Pinillos, psicóloga clínica y coautora del libro, nos da algunas pautas :
- Según la neurociencia y la neuropsicología, las personas tenemos un sistema que nos permite procesar las experiencias dolorosas y traumáticas, pero en muchos casos “este sistema se bloquea y tenemos que ayudar a que se reactive de nuevo”, para ello, la actividad física o relajación nos pueden aportar el impulso de optimismo necesario para reactivar dicho proceso.
- Las emociones tienen una función adaptativa que “nos ayuda a funcionar mejor”, pero hay determinados momentos en el que las emociones pierden esas funciones y es cuando son ellas las que nos controlan y no nosotros a ellas. El hecho de que una emoción pueda tener una connotación peyorativa, supone para nosotros miedo, tristeza o enfado, pero es necesario aprender a reconvertirlas y extraer el concepto positivo para “aprender a usarlas como aliados”, explica la experta.
- Los pensamientos adaptativos son formas de pensar que “están en consonancia con los acontecimientos que vivimos”. Todos conocemos personas que ante cualquier contrariedad o cualquier crítica que reciban de los demás se sienten inferiores; estas formas de pensar no están proporcionadas con los hechos, “son catastrofistas, están relacionadas en términos de todo o nada, no se ajustan a la realidad y no están contrastadas con los hechos”. Este tipo de pensamientos generan emociones y conductas que “no nos van a ayuda a vivir serenamente ni a encontrar la adaptación y la armonía con nuestro entorno ni con nosotros mismos” por lo que tenemos que evitarlos.
- Es primordial huir de los términos extremistas a la hora de pensar y “no extraer conclusiones cuando no hay evidencia”.
- La habilidad de saber escuchar y solucionar problemas “nos ayuda en cualquier ámbito de las relaciones sociales”. Ser capaces de mantener las amistades a largo plazo y expresar nuestras necesidades a través de la comunicación con las personas “nos va a ayudar a conseguir ese tramo de felicidad en relación con el entorno”.
- “Las personas felices son las que viven en su día a día sus valores”. Esos valores hay que buscarlos, saber cuáles son, “a partir de ahí es asunto nuestro seguir adelante trabajando la felicidad”, concluye la especialista.
El libro se abre con frases de escritores famosos sobre la felicidad. El argentino Jorge Luis Borges ofrece ésta: “He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz”.
EFE/ Ana Lázaro