El arte como herramienta no tiene fronteras y en cualquier parte del mundo la gente necesita un espacio para expresarse con libertad y seguridad.
Hace un par de años sufrí de violencia domestica, tanto física como psicológica, por parte de mi esposo de nacionalidad estadounidense. Me encontré sola, en un país extraño, con otro lenguaje y caí en una severa depresión en la que pasé semanas de tristeza, frustración y desilusión.
De pronto recordé que pintaba cuadros, entonces decidí pintar sobre mi situación y la de muchas mujeres sobrevivientes de la violencia de género. Pintaba sus problemas, sus rostros, los diferentes estados de ánimo (recibí un premio por algunas de esas pinturas) y así fui saliendo a flote, volví a sonreír, a creer, ¡a tener fe!
Compartí con otras mujeres que atravesaron por la misma experiencia, si bien ellas no desarrollaron técnicas de pintura, optaban por escribir poemas, diseñar originales bolsos, ensayaban parodias o escenas teatrales. Fue una experiencia muy productiva que las ayudó a volver a sonreír.
El famoso psicólogo francés Serge Ginger, fallecido en noviembre de 2011, decía lo siguiente: “Ciertas psicoterapias son quimioterapias que se ignoran. Efectivamente, sus respectivas acciones suponen modificaciones neurofisiológicas y bioquímicas, rápidas y duraderas, con la gran ventaja de que son estrictamente personalizadas y dosificadas de forma espontánea por el organismo”
Así fui leyendo artículos sobre el Arte terapia. Sin proponermelo había descubierto lo que en muchos países ya se practicaba. El arte es una medicina que no tiene contraindicaciones, es una experiencia vivencial y única que se adapta a las necesidades que el sujeto trae y abre la posibilidad de entrar en un proceso. Este proceso implica conectar recursos sanadores que promueven el desarrollo y el crecimiento. Permite utilizar el arte como un medio que en algún momento remplaza a la palabra, generando un fenómeno de significación de lo que sentimos, facilitando la comunicación de nuestro mundo subjetivo y siendo el arte un lenguaje.
El acto creativo es en si terapéutico y produce efectos positivos, ya que su practica es una canal liberador de tensiones y angustias. De movilizar recursos transformadores y hacer posible un espacio nuevo al ser humano en el que puede mirarse y configurarse en su estructura como individuo.
El arte permite un espacio que facilita, las necesidades exploratorias y creativas humanas. En este contexto, puede ser una herramienta útil y los seres humanos no expresamos como una totalidad, donde aspectos enfermos o traumatizados se manifiestan solo en algunos ámbitos, pudiendo de este modo tomar nuestros recursos positivos para incorporarlos en estrategias sanadoras frente a dificultades existenciales, situaciones conflictivas o problemas como depresión e incluso patologías. Cuando sientas que las fuerzas se alejan, cuando sientas un vació en tu alma, si estas pasando por un duelo, buscá consuelo en cualquier actividad creativa, desarrollá tu originalidad de forma creativa, baila, escribí un cuento, creá un vestido, pintá un cuadro o hacé un collage.
¡Hacé de lo ordinario algo extraordinario y la felicidad rondará nuevamente tu camino!