- septiembre 12, 2013
Ricardo Segura
EFE. En las épocas de crisis económica es de sentido común procurar ahorrar dinero en todos los rubros de la economía doméstica. Además, se sabe que los comestibles representan uno de los principales gastos del presupuesto familiar o personal.
Sin embargo ¿es posible economizar en comidas y bebidas sin mermar nuestra nutrición ni poner en peligro nuestra salud?
La dietista Holly Scherer, educadora de la salud de MFit , el departamento de promoción de la salud del área sanitaria de la Universidad de Michigan (Ann Arbor, Michigan, EE.UU.), no sólo responde afirmativamente a esta pregunta, sino que además propone una serie de recomendaciones prácticas para ahorrar comiendo bien.
Según esta experta en nutrición se pueden seguir unas pocas sugerencias sencillas sobre comidas saludables, “en lugar de pasarse a una dieta compuesta por patatas fritas, macarrones con queso y la hamburguesa del restaurante de comidas rápidas”.
Para comer sano “low cost” (a bajo precio) Holly Scherer sugiere a los consumidores que preparen en casa su propio café, compren las frutas y verduras de temporada, reemplacen ocasionalmente la carne con fuentes de proteínas, como los huevos y frijoles, y eviten las comidas rápidas, por muy tentadoras que sean.
“Los tiempos de dificultad económica no significa que se deba comer peor. Si se planifica con anticipación, se compran las ofertas y se prueban las marcas genéricas o ‘blancas’ de los establecimientos comerciales, puede ahorrarse una cantidad significativa de dinero y proporcionar comidas saludables y bien equilibradas a una familia”, señala Scherer.
Para Scherer la creencia popular de que las frutas y las verduras son demasiado caras, no es cierta, ya que “si se compran las frutas y verduras que son de temporada, su precio suele ser muy razonable”.
ALIMENTOS PROTEICOS BUENOS Y BARATOS.
Otra forma muy buena de tener frutas y verduras al alcance de la mano es, siempre que sea posible, cultivar una huerta. Si no se dispone de espacio suficiente se pueden cultivar unas pocas plantas en una maceta, indica la experta del MFit de la Universidad de Michigan, quien explica: “puede que tenga que pagar uno o dos dólares por una planta de verdura, pero, cuidándola, obtendrá una interesante cantidad de comida de esa planta”.
Respecto de la obtención de las proteínas en la alimentación, según esta dietistas es preferible adquirir los productos menos preparados, ya que una persona “puede sazonar y marinar su propia carne, y no necesita que el supermercado o un establecimiento comercial lo haga por ella”.
Según Scherer, también se puede ahorrar dinero y encontrar otras formas nutritivas y con poca sal.
Al igual que con las fuentes de proteína la dietista de Michigan recomienda adquirir los granos que estén menos procesados, por ejemplo el “arroz moreno” (integral), y también sugiere que nos preparemos nuestro propio café en casa, al que se puede agregar una crema especial o algo que lo haga un poquito más sabroso, en vez de pagar cada mañana un buen dinero por un café especial.
A la hora de elegir las comidas, Scherer recomienda decantarnos por los productos frescos y enfocar nuestra atención en las frutas, las verduras, las carnes magras, y los productos lácteos con bajo contenido de grasa, en lugar de las galletitas y los bocadillos.
Cuando se sale a comer fuera y se sabe que un restaurante sirve porciones grandes, hay que pedirles que nos preparen una caja, en el momento en que la sirven, y guardarla para nuestro almuerzo del día siguiente, sugiere esta experta
La dietista de la Universidad de Michigan también aboga por una receta fácil, rápida y barata, como la ensalada con frijoles negros. Para prepararla hay que cortar algunas de nuestras verduras frescas favoritas, agregarles una lata de frijoles negros enjuagados, un poco de jugo de lima y algo de cilantro, y servirlo con una tortilla o algunos chips de tortilla (nachos).
AHORRANDO EN DISTINTOS ESCENARIOS.
Para profundizar en cómo alimentarse de forma saludable y al mismo tiempo ahorrar dinero, Holly Scherer nos ofrece una serie de sugerencias:
- Comer fuera de casa en un restaurante u otro sitio de comidas.
En estos casos es aconsejable “ordenar una ‘tapa’ (pequeña porción de alimento) y una ensalada (de las de acompañamiento) y dividir el plato con nuestro acompañante, si fuera posible.
Asimismo es conveniente pedir un plato de comida (almuerzo) en vez de un plato de cena, ya que en general son más baratos. Si los precios son menores a la hora de almorzar, hay que intentar hacer las salidas en mitad del día y no por la noche.
- Preparar la comida en casa y llevarla al trabajo o una excursión.
Hay que empaquetar la suficiente comida para que no nos de hambre a la hora de consumirla, ni vernos obligados a comprar bocadillos o extras, para saciarnos.
Siempre hay que pensar en proteína y fibra, las cuales están contenidas en alimentos como las frutas frescas, las nueces, el ‘hummus’, los vegetales cortados, la sopa de frijoles, la mantequilla de maní, las torrejas de manzana, el queso ‘cottage’ con fruta (queso blanco), yogurt y ‘granola’ (un alimento compuesto), las tortillas de granos integrales con frijoles y salsa, los huevos duros y las zanahorias crudas.
Una buena opción son los ‘garbanzos al horno’, un plato que se hace mucho en Estados Unidos, es muy sabroso y cuesta poco dinero y consiste, básicamente, en abrir un tarro de garbanzos, eliminarle el líquido y dejar que se sequen bien, para después ponerlos en el horno con un poco de aceite de oliva y sal.
- Cocinar o preparar los desayunos, comidas y cenas en nuestro hogar.
Hay que planificar las comidas en casa para tener la cantidad adecuada de alimentos, de modo que nose echen a perder, así como limitar la cantidad de veces quese come fuera del hogar, donde es aconsejable incluir en nuestra alimentación menos carne y más lentejas y frijoles.
- Conservar los comestibles y las bebidas (en nevera o alacena).
Es recomendable comprar más alimentos de temporada y congelarlos en bolsas de ‘freezer’ (congelador) colocadas en capas, una a una, así como hacer pan o ‘muffins’ (magdalenas) en casa utilizando frambuesas, arándanos, zapallos italianos, plátanos o calabaza, y también congelarlos.
También se pueden cocinar, para después meterlos en el ‘freezer’, lasañas con vegetales y otro tipo de ‘platos de cacerola’.